Unas 840 mil personas participaron en el cierre de campaña de Henrique Capriles Radonski ayer en la Avenida Venezuela.
La importante arteria de 12 canales de ancho en ambos sentidos estuvo desbordada de gente desde la calle 32 en el centro de Barquisimeto, hasta la carrera 10, en el este.
Entre el mar de gente estaba Valentina Colmenares sentada en una silla de ruedas. Nació con espina dorsal bífida. Durante sus 18 años de vida nunca ha podido caminar, pero aún así, ayer junto a su familia se fue a la concentración.
Estuvo desde pasadas las 4:00 de la tarde hasta que el candidato terminó su discurso a las 7:30pm. “Yo apoyo a Capriles por una mejor Venezuela; estoy estudiando segundo semestre de Diseño Gráfico y cuando egrese de la universidad, quiero trabajar diseñando vallas publicitarias y el presidente que va a acabar con el desempleo es Capriles, por eso estoy con él porque representa el mejor futuro para Venezuela”.
Vestida con franela blanca, jeans azules, zapatos deportivos, gorra tricolor y anteojos de montura negra, estaba sentada en su silla de ruedas en la acera sur de la Venezuela con 30, muy cerca de la tarima desde donde habló el candidato presidencial.
Dice que votará por Capriles porque es la única manera de consolidar un cambio. “La inseguridad es muy grande, no podemos salir a la calle por miedo a que nos vayan a robar; este es el momento de Capriles”, decía mientras junto con dos de sus hermanos agitaba una pancarta que decía “Votar es gratis, no votar sale muy caro, vota”.
“Yo quiero graduarme, tener empleo y hacer una familia y que en el país no exista tanta confrontación, que tengamos paz. Si pudiera hablar con Capriles le pediría que nunca vaya a olvidar a la gente más pobre, como han hecho la mayoría de los gobernantes”.
A las 5:00 de la tarde la avenida estaba llena de punta a punta. A lo largo de las carreras 25 y 27 que van paralelas a la Venezuela también había nutrida presencia.
La gente agitaba con fuerzas sus coloridas banderas. Muchos se pintaron el pabellón nacional en los rostros, hubo piñatas alusivas al candidato y pancartas diversos colores y diferentes tamaños. Seis niños de entre tres y siete años, caminaban junto a sus padres con las caras pintadas de las banderas de Venezuela y en el pecho tenían escrito: “Venezolanos somos todos”.
Por la carrera 25 se observó un vehículo corsa gris con gorra tricolor en el techo y afiches de Capriles pegados en el capó. La gente soplaba con fuerza sus vuvuzelas, mientras sonaba música a alto volumen desde los vehículos de los asistentes. Un grupo de mujeres cargaba una piñata con la apariencia de Capriles, llevaba un rosario, un reloj en la mano derecha y la gorra tricolor. En la Venezuela con calle 28 un grupo de estudiantes agitaba una pancarta “En la Uptaeb, no todos creen en pajaritos”.
A las 6:00 de la tarde uno de los animadores anunció que Capriles estaba entrando a Barquisimeto y la gente comenzó a gritar y a aplaudir. A esa hora los techos y balcones de los edificios y casas ubicados alrededor de la Venezuela estaban abarrotados de gente. Los más jóvenes trepaban los árboles en busca de una mejor visión.
Dos adolescentes se subieron a una de las plantaciones y desde allí desplegaron una pancarta con el rostro de Capriles y la imagen de la Virgen de la Paz detrás. “Se ve, se siente Capriles presidente”.
El estruendo aumentó cuando el candidato presidencial comenzó a recorrer la avenida Venezuela en un camión junto a Henri Falcón, Alfredo Ramos, Carlos Ocariz y la animadora Camila Canabal.
Luego de una hora de recorrido desde la entrada de Barquisimeto por la Venezuela, Capriles llegó a las 6:25pm a la 30, donde estaba la tarima desde donde habló.
“Como te quiero Venezuela, Barquisimeto y Lara” gritó. Durante el discurso de una hora y cinco minutos la gente aplaudió a su candidato y gritó consignas. Otros, emocionados dejaron escapar algunas lágrimas.
A las 7:30 de la noche el aspirante cerró su discurso dándole las gracias al pueblo larense y prometiendo que el próximo 14 de enero caminaría la procesión de la Divina Pastora, como presidente y junto a Henri Falcón. Capriles tomó una paloma blanca y luego la dejó volar como símbolo de paz, esa misma paz que Valentina Colmenares, la estudiante que lo escuchó desde su silla de ruedas, anhela para el país.
Fotos: Edickson Durán