Ventana abierta
Hay un dicho que dice: “La culpa no es del ciego, sino del que le da el garrote”. Dado el refrán ¿De dónde ha salido la idea que cuando nos morimos quedamos vivos? Y si estamos muertos, ¿cómo podemos andar vivos deambulando en el universo?
Ahora en Venezuela ¿los espíritus humanos pueden habitar en los pajaritos? ¿Podemos hablar con los muertos, así fuera en forma imaginaria?
Dios dijo que en su pueblo no debía haber: “…adivino, ni médium, ni espiritista, ni quien consulte a los muertos” (Deuteronomio 18:11). Por lo tanto, tratar de hablar con un ser querido que ha fallecido es abominación ¡Eso es pecado!
Hace poco, el presidente encargado Nicolás Maduro contó al mundo: “Que estaba en una capilla católica orando, solo, cuando de pronto un ave apareció y comenzó a comunicarse con él por medio de silbidos… aseguró que era el fallecido Presidente Hugo Chávez…”.
Afortunados los pajaritos… porque después de esto, tal vez, los partidarios no se atreverán matar un solo pájaro y de los adversarios no lo sabemos… ¿Usted entiende el por qué?
Por su parte, Noticias24, el 26/03/13, mencionan que Nicolás Maduro trata de conseguir votos usando la religiosidad como ‘puente’; “siendo un seguidor del gurú indio Sai Baba”…, y denominó al fallecido presidente: “Cristo redentor de los pobres”. También afirmó: “…si alguien se ganó estar al lado de Cristo por sus acciones acá en la Tierra, ese es el comandante Hugo Chávez…”. Mientras que la Biblia, hablando de salvación, dice: “no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:9).
Por su parte, el cardenal venezolano Jorge Urosa Sabino, aseguró: “Que no se puede igualar a ningún héroe o líder humano o ningún gobernante con Jesucristo” (Ídem). Nadie se puede igualar con Dios y un fallecido, tampoco va al cielo si Él no lo resucita primero (ver: Malaquías 1:14, Juan 11:25 y Hechos 4:12).
La idea que si morimos y, a su vez, quedamos vivos es muy antigua; lo podemos leer en Génesis 3:3,4. Hay doctrinas erróneas que se introdujeron después de Cristo y que no están amparadas por la Biblia: Oraciones por los muertos y la señal de la cruz (año 310, d.C.); adoración a los ángeles y los santos difuntos, (375); propuesta que hay un purgatorio, por parte de Gregorio Magno (593); canonización de los santos, (995); ratificación del purgatorio en el concilio de Florencia (1439).
Tal vez por ello dijimos: “la culpa no es del ciego sino el que le da el garrote”. En este sentido, la iglesia católica y algunos evangélicos sostienen que si morimos, se muere el cuerpo pero el “alma” no, y ésta última se va para el cielo y… ¿Acaso tenemos alma? En realidad somos almas vivientes (ver Génesis 2:7).
Entonces, no debería extrañarnos las palabras de Felipe Zamora, quien cerca de la recién levantada capilla dedicada a rezarle al presidente, en el 23 de Enero, Caracas, dijo: “El fue casi como un segundo Simón Bolívar y con el tiempo, Chávez podría llegar a los altares con María Lionza, el Negro Primero y el indio Guaicaipuro…” (reporteros24, 23/03/13).
Pareciera que cuando alguien importante o conocido muere, se va al cielo y comienza a hacer milagros. Según reporteros24, la estación Vive TV difundió un video que muestra al difunto presidente “Chávez llegando al paraíso, donde es recibido por Bolívar, Guaicaipuro, el guerrillero Ernesto Che Guevara o el fallecido presidente chileno Salvador Allende” (Ídem). Eso tal vez explica las vallas publicitarias del difunto presidente Chávez pintando paredes.
Si todo el que muere va al cielo, ¿cómo van a hacer los adversarios, o los que detestan a Dios? Para eso es el juicio final (ver: Eclesiastés 12:14, Daniel 12:2, Isaías 26:19).
Cristo en sus tres últimos días de vida terrena nos enseñó: 1) Somos humanos y podemos morir 2) Nos llevan a la tumba, estamos como dormidos y no se nos sale ningún espíritu, o alma, según Juan 20 y la Biblia. 3) Y si morimos conectados a la “vid verdadera”, que es Cristo, podemos resucitar. Para ir al cielo, hay que estar vivo o volver a vivir.
Si no entendió todo lo anterior, recomendamos leer Eclesiastés 9:5,6 y si todavía no entiende, por favor pídale a Dios que le ilumine.
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