#Opinión: Centenario de La Salle en Venezuela Por: Carlos Remigio Agüero Rossi

Centenario: del latín centenarius. Día en que se cumplen una o más centenas de años del nacimiento o muerte de alguna persona ilustre, o de algún suceso famoso. Esto fue lo que hizo Jean Baptiste La Salle por tantos de nosotros.
Su vida se inició en Reims, ciudad situada al noreste de Francia y a 129 kilómetros de París, la mayor  ciudad de la región de Champagne-Ardens. Vinculada al arte y a la buena mesa, con buena calidad de vida, alegre y abierta. Es importante mencionar que Saint Remi, fue el Obispo que marcó la tradición de los coronamientos reales franceses en dicha ciudad. Históricamente, Jeanne d´Arc, asistió a la Coronación de Carlos VII en 1429. Aquí, también ganó Napoleón su última victoria en 1814 y se firmó la rendición alemana en 1945.
Desde mi óptica, mi tío David, médico de profesión, tuvo una visión muy particular para ubicarnos en este instituto en donde “el uso de la lengua vernácula, los estudiantes reunidos por niveles y resultados, la formación religiosa basada en temas originales, maestros con vocación y fe misionera, padres y representantes implicados en la educación de sus hijos” son el devenir educativo. Actualmente, ochenta países comparten esta educación que inició el Precursor de la actual escuela secundaria, cuya obra “Conduite des Écoles” ha sido de gran ayuda para todos los sistemas educativos conocidos hasta ahora. Sus hermanos de las escuelas cristianas celebran su nacimiento el 30 de abril de cada año y por si fuera poco el Papa Pío XII lo declaró “patrono especial de todos los educadores de la infancia y de la juventud, patrono universal de los educadores”.
Cuando el transporte signado con el número 3 entraba a las 6:15 de la mañana en la calle donde vivía en un sector del centro-este de la ciudad, dejaba mi vida sencilla y cotidiana para adentrarme a un mundo en donde la disciplina, el amor al estudio, el deber y la honra a la familia eran prioridades. La imagen con el escudo en el patio central del Colegio con mis compañeros de los años ’60 y luego con mis compañeras y compañeros a finales de esa década y los cinco primeros, de la década de los ’70 es una constante en mi vida. El ejercicio de análisis del día vivido que aprendí en primer grado de primaria (no había kínder), me permite dormir con tranquilidad y paz. El cálculo mental me ha convertido en un ser más amplio, dinámico y progresista. La lectura en voz alta me ha llevado a escenarios de distinción y estudio profundo. El estudio de mi lengua materna me marcó de tal manera que al empezar a estudiar en medio de mis estudios primarios, lenguas extranjeras, comprendí que la diversidad, el gentilicio y la cultura son inherentes al ser humano. La historia sagrada y los libros de fe nos condujeron a compartir con compañeras y compañeros de estratos sociales y económicos muy variados. Y, nuestros docentes nos enseñaron a competir, a discernir, a luchar, a trabajar y visionar como en el futuro lo haríamos como ciudadanos, padres y profesionales en cualquier área y oficio.
El tiempo no pasa en vano, parte de esta historia es la de tantos otros, en la carrera 14 de Barquisimeto…al pasar se nos nublan los ojos… y cuando en la lejanía nos toca reforzar lo aprendido…viene nuestro “Colegio de la Salle tan querido,  aquí nos tienes hoy vibrantes de emoción, el corazón de gratitud henchido y cada labio modulando una canción…”porque “ciencia y virtud es nuestro lema que ostentamos con honor y que defiende el lasallista con amor…virtud, saber… porque la vida es mar…!¡Mil años y gracias!

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