En este artículo veremos la importancia de saber decir no a los hijos para que aprendan a conocer sus límites a tiempo y ganen en autoconfianza.
Nuestra labor como padres es la de delimitar reglas claras de conducta, límites, que ayudarán a los niños a guiarse por la vida seguros y confiados.
¿Resultado?: dado que han tenido padres sin saber decir no, que les han dado demasiada libertad y falta de límites desde una edad temprana, no aceptarán fácilmente cuando tengan que cumplir estos u otros límites más adelante en su vida convirtiéndose en personas con poca tolerancia a la frustración, rebeldes, y enfrentados a los adultos que les rodean.
Ya hemos hablado de la importancia de crear reglas claras que ayuden a los niños a crecer seguros. Pero ¿por qué hay tantos niños hoy en día que desobedecen y se saltan las normas con frecuencia?
¿Cuántas veces nos hemos saltado una regla impuesta por nosotros mismos cediendo ante la insistencia de nuestros hijos por no saber decir no?
Su insistencia no puede ser superior a tu firmeza.
Pongamos otro ejemplo: estamos en el supermercado y de repente tu hijo de 10 años te pide que le compres un carrito de juguete que está de moda en ese momento. Tú le dices que no y sigues caminando. Al poco rato tu hijo se enfada: “Jo, pues fulanito y menganito lo tienen”, tú sigues caminando y finges no escucharle y así al poco insiste, se enfada, te dice que eres mala con él y bla, bla, bla y finalmente cedes y se lo compras con la única esperanza de que se calle y deje de montarte el numerito delante de la gente.
¿Qué crees que harán esos niños la próxima vez que quieran conseguir algo que saben que no está permitido? O bien lo harán sin más (desobedeciendo), o bien insistirán cada vez más y más para ver hasta dónde llega tu límite. Saber decir no es importantísimo.
Déjales claro qué es lo que está permitido a cada edad y qué es lo que definitivamente no lo está.
Responsabilízales en función de su edad y vete dándoles más libertad a medida que su ritmo evolutivo lo demande.
Realmente saber decir no y ponerles límites es el mejor regalo que podemos hacerles.