Paz a todos

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La paz esté con ustedes, es el saludo de Jesús Resucitado.

El ser humano desde lo más recóndito del ser, ansía la paz. Porque existen muchas guerras, guerrilla latinoamericana, delincuencia, asaltos y muertes.

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La paz dice relación a sentirse educados, tranquilos, solidarios sin sobresaltos, sin angustias, sin afanes.
La paz, también conlleva necesariamente a la seguridad. La verdadera paz lleva al amor. Ella introduce en la concordia de la verdadera fraternidad.

La paz implica aceptación de la vida, para la búsqueda de la salud, o sea, sentirse bien física y psicológicamente.
Paz es, hacer el bien: ya que no puede haber paz para los malvados (Isaías 48,22); en cambio los sencillos y llanos de corazón tendrán la verdadera paz; en efecto: “sólo un momento y ya no está el impío, si buscas donde estaba ya no lo encontrarás. Los humildes heredarán la tierra y será grande su prosperidad” (Salmo 37,10-11)
Dios, es quien da la verdadera paz al ser humano. Ahora bien, el hombre obtiene esa paz por una oración, confiada, sincera, humilde y permanente. Pero además por una senda de justicia, cónsona con ese Dios.

El Señor nos quiere cumplidores del deber. Sumamente responsables.

Tratemos de ser educados y amables los unos con los otros, eso es paz.

La paz, debemos conquistarla, cada día en la vida ordinaria, a través de un comportamiento lleno de amor, confiando en Dios, y de auténtica fraternidad y solidaridad social.

Por ello, Cristo Resucitado nos sigue diciendo: “Paz a todos ustedes”

Mons. Antonio
José López Castillo
Arzobispo de Barquisimeto

COMUNICADO DE LA PRESIDENCIA ANTE LAS ELECCIONES  PRESIDENCIALES DEL 14 DE ABRIL DEL 2013

Los Obispos miembros de la Presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana, en cuanto ciudadanos y desde nuestra responsabilidad de ser pastores del Pueblo de Dios, hacemos un vivo llamado a los fieles católicos, extensivo a todos los hombres y mujeres de Venezuela, a dar la mayor importancia al evento electoral del próximo 14 de Abril y a participar en él de manera consciente, libre y responsable.

La Semana Santa, que acaba de terminar, ha sido para la mayoría de los venezolanos una ocasión para renovar la fe y la esperanza, para manifestar la devoción sincera y para buscar la reconciliación con Dios y con el prójimo. El anhelo más expresado y la plegaria más repetida han sido las súplicas a Jesucristo Redentor por la reconciliación y unidad del país. Este es el clima social y político en que los venezolanos aspiramos vivir permanentemente.

Las elecciones y el futuro del país

Somos conscientes de que las campañas electorales activan el entusiasmo y la pasión por la propia opción política con el peligro de que se desborden en actitudes intolerantes que llevan a la violencia en el lenguaje y actitudes. Ante estas situaciones apelamos al buen juicio y nobles sentimientos del pueblo venezolano que en otros momentos ha sabido conjugar las diferencias políticas con el deseo de vivir en paz y armonía.

La elección presidencial que tenemos entre manos es atípica dada su cercanía a la pasada jornada electoral del 7 de Octubre. Esto constituye un reto para los ciudadanos conscientes y preocupados por el futuro del país y pone de relieve la fuerza y la transcendencia del voto responsable y libre. ¡El voto decide! Ir a votar es un acto de responsabilidad y de amor a la patria, a su gente y a su destino. Pensar en la patria es mejor que encerrarse en el interés personal o grupal y mejor que dejarse vencer por el pesimismo. La abstención nunca favorecerá al pueblo.

La campaña electoral es un evento que se rige por una normativa compleja, cuyo objeto es garantizar la igualdad de condiciones de las partes que intervienen en la contienda, salvaguardar y facilitar el derecho de los ciudadanos a elegir al candidato de su preferencia en un clima de libertad, orden, respeto y serenidad. Por consiguiente, los Comandos de las partes en la contienda tienen la obligación ética y moral de observar y cumplir cuidadosamente las normas preestablecidas por Constitución y las leyes para la Campaña.

La brevedad de la campaña electoral que precede a esta elección, exige que ésta se centre en la presentación del programa de gobierno que cada uno de los candidatos propone al país; esto implica abandonar, como tácticas electorales, la violencia política, la descalificación personal y las falsas promesas, para centrarse en propuestas concretas que tengan que ver con la realidad venezolana en cuanto a la solución de los problemas que le aquejan, y en el análisis de la consistencia personal, el liderazgo y las capacidades de los candidatos para ejecutarlas.

Misión de los órganos responsables

El Consejo Nacional Electoral es el poder del Estado que tiene todos los recursos legales y financieros para garantizar eficazmente la equidad de la campaña y la transparencia del proceso electoral. Para ello el CNE tiene que actuar con tal justicia y apego a las normas y con tal respeto al pluralismo político que su proceder le permita tener la confianza de todo el pueblo en su papel de árbitro en el acontecimiento más significativo y transcendente de la democracia venezolana.

La misión de las Fuerzas Armadas en las elecciones, a través del plan república, es ser garante de la constitucionalidad y del respeto a la voluntad de los electores. Todos los venezolanos tenemos derecho de ser servidos por nuestras Fuerzas Armadas en lo que es propio de su misión: mantener la seguridad ciudadana y el orden público, resguardar las mesas de votación.

Los miembros y los testigos de las mesas de votación están llamados a propiciar un sano ambiente de convivencia y de trabajo en los Centros Electorales, que facilite el sufragio, fomente el respeto mutuo y promueva la colaboración entre todos. Cada Centro Electoral, cada mesa, debe ser un lugar en que se haga patente la vivencia de la democracia, la valoración de la ciudadanía y la aceptación de la diversidad de opciones y opiniones.

Conclusión

Invitamos a los creyentes a elevar sus oraciones a Dios, Señor de nuestra historia, por el buen desarrollo del proceso electoral, la paz social y política de Venezuela. Invocamos la protección de Nuestra Señora de Coromoto, Patrona de Venezuela, e impartimos con afecto nuestra bendición a todos los habitantes de nuestro país.

Caracas, 4 de Abril de 2013

Diego Rafael Padrón Sánchez
Arzobispo de Cumaná
Presidente de la CEV

José Luis Azuaje Ayala
Obispo de El Vigía
San Carlos del Zulia
1° Vicepresidente de la CEV

Mario Moronta Rodríguez
Obispo de San Cristóbal
2° Vicepresidente de la CEV
Jesús González de Zárate
Obispo Auxiliar de Caracas
Secretario General de la CEV

El centro de tu vida

Si Cristo es el centro de tu vida, tendrás fuerzas para cumplir la voluntad del Padre
Poner a Dios, su voluntad, en el centro de mi vida. Que sea Dios el peso que atraiga mi corazón. Así de sencillo y así de difícil. Porque, si somos sinceros con nosotros mismos, tenemos mil y una cosas con las cuales nos distraemos y de las cuales hacemos el centro de nuestra vida.

Cristo utilizó todo lo que había en el mundo, “tanto en cuanto” le ayudaba a cumplir con la voluntad de Dios. Y esto de todo lo que hay en el mundo no es otra cosa que todo lo que nos sale al encuentro en nuestra vida diaria: tanto las cosas que nosotros pensamos que pueden ser buenas, como las cosas que a veces consideramos como malas. Todo sirve para cumplir con la voluntad de Dios cuando estamos motivados, cuando queremos que Dios sea el centro de nuestra vida. Ése es el ejemplo que Cristo nos dejó: hizo de todo lo que le rodeaba un medio para cumplir con la voluntad de Dios.

Fuente: Catholic.net

Evangelio

Juan (20,19-31): Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos.

Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.»
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.» Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados! quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.»

Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.»

A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros.»

Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.» Contestó Tomás: «¡Señor Mío y Dios Mío!»Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.» Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo tengáis vida en su nombre. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Santo Padre

La paz no tiene precio

Ciudad del Vaticano, 04 de abril de 2013 (Zenit.org)
La paz no se compra ni se vende: es un don de Dios. Y lo debemos pedir. Lo recordó el papa Francisco al hablar del estupor manifestado por los discípulos de Emaús ante de los milagros de Jesús. La ocasión fue el evangelio de Lucas, (24, 35-48).

El cristiano, incluso en las pruebas más dolorosas nunca pierde “la paz y la presencia de Jesús”, y con “un poco de coraje podemos decirle al Señor: ‘Señor dame esta gracia que es la huella del encuentro contigo: la consolación espiritual’”. Y sobre todo, subrayó, “no hay que perder nunca la paz”. Miremos al Señor, quien “sufrió tanto sobre la cruz, pero no perdió la paz. La paz, esta no es nuestra: no se vende ni se compra”. “Es un don de Dios que debemos pedir. En efecto, el estado del cristiano debe ser la consolación espiritual, a pesar de los problemas, dolores, enfermedades.

El cristiano, incluso en las pruebas más dolorosas, nunca pierde «la paz y la presencia de Jesús», y, con «un poco de valentía, podemos decirle al Señor: “Señor, concédeme esta gracia que es la impronta del encuentro contigo: la consolación espiritual”».
El papa concluyó pidiendo la gracia de la consolación espiritual y de la paz, que «inicia con este estupor de alegría en el encuentro con Jesucristo».

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