Desde el momento en que los candidatos presidenciales Henrique Capriles Radonski y Nicolás Maduro asumieron el liderazgo de los principales bandos políticos en pugna para las elecciones presidenciales, en ambos contendientes se ha manifestado una modificación de su personalidad. Un cambio que puede estar relacionado con la exigencia que tienen como abanderados de la unidad democrática y el chavismo, respectivamente.
El reconocido psiquiatra, Roberto De Vries, desmenuza las personalidades de estos dos importantes líderes a través de los tipos de imagen que cada uno debe proyectar, a los fines de comunicarse de la mejor maneja con el electorado y captar la atención de la cantidad de venezolanos que los puede llevar a ocupar el Palacio de Miraflores. «No son las verdaderas personalidades de los candidatos, están saliendo personalidades que requiere el poco tiempo para la captación de la mayor cantidad de votos posibles».
Para el especialista, un aspecto de gran importancia para la campaña ha sido la preparación que el abanderado de la oposición ha tenido como aspirante a la Presidencia, una tarea que le tomó gran parte del año pasado desde las primarias opositoras de febrero hasta la elección presidencial de octubre, y que luego continuó con su trabajo para lograr la reelección a mediados de diciembre; mientras que Maduro apena salta como opción del chavismo desde el anuncio que hiciera el presidente Hugo Chávez durante su última alocución pública minutos antes de partir a La Habana.
A partir de este momento, en el país comienza lo que el psiquiatra describe como «un manejo extraño de la realidad nacional» hasta el anuncio de la muerte del primer mandatario nacional, el pasado 5 de marzo, ya que en el país «todo el mundo sabía y se imaginaba una campaña electoral sin que lo fuera, por lo menos hasta la revelación de la fecha de las nuevas elecciones presidenciales, cuando realmente inician los procesos para la captación de votos.
Durante este tiempo, en los candidatos se han producido cambios, en algunos puntos drásticos, que llevan a hacer una revisión de los tipos de imagen que proyectan a un electorado que parece ávido de lograr un nuevo liderazgo para Venezuela.
Imagen física:
Más allá de su presencia física (un hombre de cuarenta años, delgado, atlético), sobre el candidato de la oposición Henrique Capriles, De Vries pondera el manejo que ha dado a su discurso, de una forma mucho más segura que el año pasado ahora que se ha curtido, lo cual lleva a ubicarlo en el modelo de «líder triunfador».
«Antes se veía más en el modelo intelectual, cuando a su imagen contribuía más su discurso, pero él le agregó e hizo un cambio fundamental que le llevó a ser más agresivo, visto no como violento sino por su capacidad de generar cambios tanto internos como externos».
Destaca que el gobernador mirandino ahora está mucho más focalizado en su contendor Nicolás Maduro, característica que ha contribuido con el cambio de su discurso y ahora lo lleve a reflejar una imagen más de «líder conquistador», donde mezcla su lado triunfador con su discurso «agresivo» (cambiante). «De ganar Capriles la elección, puede desarrollar una imagen productiva, con un discurso agrupador donde crece haciendo crecer a los demás».
Nicolás Maduro: Lo considera un fenómeno bien llamativo, porque después de la muerte de Chávez ha tenido que desarrollar una «agresividad» de su imagen, que nunca se le vio cuando se encontraba en sus cargos anteriores sobre todo ahora que trata de copiar al presidente Chávez, incluso a principios de este año cuando encajaba más en la imagen de un líder afectuoso. Esta imagen se alimenta con características como su gran altura, con cuerpo fornido sin ser obeso, con un discurso más tendiente a la armonía, pero después de la muerte del presidente Chávez cambia al darse cuenta de que es el candidato del chavismo.
«De haber tenido esta imagen durante mucho antes de esta campaña otra sería la historia, pero como se encuentra estrenando imagen esta se puede tomar más como de carácter posesivo, la cual se asemeja más a la del niño temperamental, caprichoso, al cual se le aguantan las pataletas. Hasta ahora se le percibe como un hombre que hace una labor para cumplir con una estrategia política. Esa capacidad de cambio manifiesto, para burlarse de los demás, es algo que no se ve como si fuese una parte de su personalidad».
Imagen psicológica
En esta se valora una serie de elementos, entre los cuales los más llamativos se encuentra la ubicación de los candidatos, donde se habla más de un aumento de ambos de la agresividad desde el punto de vista psicológico, tanto que llega a impactar la imagen física y así como su discurso.
En Capriles se ve un aumento de la auto-confianza, es decir, se ve mucho más seguro y se rompe la especie de halo que tenía el presidente Hugo Chávez, a quien no se atrevió siquiera a llamar por su primer nombre ni meterse públicamente con él.
Psicológicamente, ello ha generado un posicionamiento interesante en el país, donde la capacidad de cambio es bien evaluada dentro de los políticos venezolanos.
Por su parte, Maduro ha fomentado su agresividad a los fines de generar mayor impacto en la gente, porque lo hace ver que está en confrontación directa y busca probar su liderazgo, no un liderazgo nominal por haber sido una figura de confianza y cercana al presidente Hugo Chávez, quien lo colocaba en los puestos básicos de poder. Ahora debe probar que puede asumir el total liderazgo y en las valoraciones que antes de las elecciones se hacen de su imagen, los consultados optan por ponerlo en un «periodo de prueba», así que el futuro dirá si puede ser un líder de masas e imponerse.
Imagen emocional
De Vries expone que en las investigaciones realizadas hasta el momento, a través de pequeños grupos de opinión, se percibe en Capriles un manejo emocional mucho mejor que el de su contrincante. Debido a que el candidato, por ejemplo, antes no manejaba la emoción de la ira en su discurso, pero ahora la demuestra en su forma constructiva, con un gran equilibrio con respecto a sus otras emociones, incluso superando al candidato que enfrentó el año pasado.
Por su parte, Maduro trata de producir emociones cuyo resultado ha sido hasta ahora dejar a mucha gente desconcertada, sobre todo cuando ve las respuestas tan «agresivas» para descalificar a la gente que no le apoya. «A lo mejor realmente esta es su personalidad, pero eso antes no se veía públicamente cuando estuvo en cargos tan importantes como la Cancillería y la Vicepresidencia de la República. En esta imagen emocional probablemente está gran parte de los posibles resultados electorales».
Imagen ideológica
En este apartado se percibe la producción de cambios aparentemente importantes, ya que para su evaluación se toman en cuenta tres elementos: el posicionamiento para el cambio, que presenta en sus extremos el «revolucionario» y el «conservador», el de «conviviente», y su posición ante sus valores morales y éticos.
En cuanto a la ideología, Capriles ha buscado el centro político de la oposición, en contraposición a los intentos de la campaña en su contra de hacerle ver como «el líder de derecha». El psiquiatra resalta que tres posicionamientos de parte del candidato opositor: el de un hombre renovador ante los cambios, que no es individualista ni pragmático ni dogmático, sino más bien un hombre práctico.
«Esta visualización es muy importante, porque esto lo pone en capacidad de, en caso de ganar, poder negociar ideológicamente, inclusive con los extremos. En el mundo entero la gente aspira a venderse como esa figura de centro capaz de negociar tanto con la derecha como con la izquierda».
Mientras tanto, Maduro toma una estrategia con la cual se va a radicalizar como un hombre de izquierda, posiblemente más fuerte que la izquierda representada por Hugo Chávez. Específicamente, se vende como un hombre revolucionario ante los cambios y no renovador, pero muy lejos de ser conservador en realidad sería colectivista y dogmático, capaz de no obtener algo por cuestión de principios.
«Probablemente el pueblo venezolano es uno de los que sabe más de política, debido a todos estos años, puede estar conciente de elegir entre un hombre de centro, que probablemente viene de la derecha, y un hombre de izquierda radicalizado, inclusive con influencia cubana y eso lo dice la mayor parte de la opinión que se consulta en los grupos», infiere De Vries.
Imagen de rol
Aquí hay un cambio mayor en el candidato opositor, quien cambió de una imagen en la cual lo quería abarcar todos sus roles ante el electorado (como amigo, aliado, casi hermano de la gente), ahora se ha enfocado más en fomentar su presencia como un aliado, que es una figura a la que se integra mediante la fijación de objetivos a lograr, y eso da muchísima movilidad a su rol. En tanto que Maduro no es amigo, ni hermano ni aliado, sino que transforma su rol en una prueba de amor, pero que está muy comprometido con un grupo de la sociedad venezolana, en detrimento del otro grupo que lo adversa. «En un pueblo donde de acuerdo con las elecciones pasadas quedó 55% a 45%, se deja de lado a la una mitad de los venezolanos que es tratada no sólo con desamor sino con aversión hacia la otra parte, que veo como un mensaje radicalizador».
Imagen moral y ética
La imagen humana del candidato del chavismo está fundamentada en el orgullo, con ello no cambia en relación con el presidente Chávez, de hecho lo lleva más al extremo y quizás le presta menor importancia cuando se insulta al otro y se le rebaja. Mientras que Henrique Capriles además del orgullo explota sentimientos como la dignidad.
En esta imagen, De Vries expone que el aspecto conductual olvidado casi por completo por parte de los candidatos presidenciales es el honor, una situación se ha visto desde las campañas electorales realizadas hace más de un cuarto de siglo. «De hecho no aparece por ninguna parte de la actual y eso es interesante, porque mientras todas las campañas electorales se basan en el orgullo de ser venezolanos, en la campaña de Capriles, por ejemplo, se fundamenta más en una mezcla de este aspecto con la dignidad, pero al final no figura la palabra honor».
Andrés Cañizáles: «La clave está en los electores no apasionados»
Además de la preparación que las anteriores campañas han dado al candidato opositor, Andrés Cañizales, investigador de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), ve a un Capriles mucho más desenvuelto, con un discurso mucho más sólido que el anterior a pesar de sus limitaciones en oratoria, pero mejorado en su conjunto.
Ello le ha permitido colocarse en el mismo terreno que Nicolás Maduro, de allí a que apueste a la confrontación que no tomó con el presidente Chávez, sino con sus obras y lo que consideraba era un mal gobierno. Aunque esto sirvió de «teflón de imagen» para el primer mandatario nacional, quien nunca fue responsabilizado por sus seguidores de las fallas del Gobierno, ahora se encuentra en la palestra uno de sus principales colaboradores a quien van dirigidos los dardos de la oposición.
Sin embargo, a pesar de que Maduro también pueda presentar limitaciones de oratoria e imagen, Cañizáles no descarta la fuerza que le ha dado al candidato del chavismo haber sido designados directamente por Hugo Chávez. Una característica que aprovecha en todo momento al prácticamente colocar al fallecido presidente como imagen central de la campaña.
No obstante, tampoco se deja a un lado el hecho de que la última elección de Maduro fue en 2005 para la Asamblea Nacional, una participación que realizó en circunstancias muy distintas a las actuales y que le pueden significar una desventaja. Ello sin contar las fisuras que hay en la gestión del Gobierno nacional como el racionamiento eléctrico, que pudiera deberse a la ineficacia del Ejecutivo nacional, a pesar de que desde allí se insiste en hablar de saboteo y se ha optado por militarizar las subestaciones eléctricas ante los apagones.
Otro punto a destacar por el catedrático, es lo que puede ocurrir la próxima semana tanto con los votos del conglomerado chavista. Ya se sabe que pasará con los votos duros de aquellos seguidores que sienten una conexión emocional muy fuerte con Chávez y harán lo que les dijo el mandatario, pero estos no son la mayoría del voto chavismo que también tiene al «chavismo light», a la gente agradecida con este gobierno, aquellos que esperan apoyo de la misiones y los electores «no alineados» (ni-ni) que pueden moverse al extremo contrario, o simplemente abstenerse.
«No sabemos qué pasará con ese colectivo, si se quedarán en casa o se dispondrán a movilizarse. Tengo dudas de que Maduro pueda obtener la totalidad de votos que obtuvo Chávez el 7 de octubre. Incluso se hace más inalcanzable pretender que tenga los diez millones de votos que nunca pudo obtener Chávez, ello no quiere decir que vaya a perder la elección, pero sí puede anticiparse un escenario más reñido que la confrontación Chávez-Capriles».
Sorpresas
Además de la agresividad demostrada por los candidatos, Cañizáles considera que en estos últimos días de la campaña pueden darse sorpresas más allá del cambio de discurso de Capriles y la pose de Maduro como persona «abierta y jocosa».
«Es probable que se opte por alguna acción que tenga un efecto importante en materia de opinión pública, bien sea por algún flanco personal de los candidatos, o anuncios sorpresivos. No sólo basta con recorrer el país sino también se puede estar a la espera de una sorpresa para marcar el rumbo de los votos».
Una novedad que observa el especialista en la campaña de Capriles, ha sido el pensamiento de que la gente se pueda convocar y auto-organizar en esa suerte de «mini comandos de campaña» que deja un margen mayor y amplio para la movilización ciudadana autónoma, mucho más allá del control de los partidos políticos, pero el efecto de esta medida se verá el día de las elecciones.
Marcelino Bisbal
Para el reconocido investigador en materia de comunicación, Marcelino Bisbal, la realización de una campaña electoral de apenas diez días hace imposible su estructuración por fases, por lo cual se limitará a enfocarse mayormente en los medios de comunicación y en la confrontación de los candidatos para encender la arena política.
Al analizar el mensaje de Henrique Capriles, destaca como este se considera y se nombra como «el presidente de la unidad democrática», pero no se circunscribe a las organizaciones inscritas en la Mesa de la Unidad Democrática, sino en una iniciativa que llegue a todos los venezolanos,
«Creo que ha beneficiado a Capriles, porque es quien hoy está fijando la agenda en la campaña. Mientras que Maduro durante la precampaña estuvo de alguna manera reactivo. Esto se mantendrá porque creo que Maduro no tiene discurso propio y todo el tiempo se apoya en la figura del presidente Hugo Chávez y al hacerlo está amarrado a esa particularidad, claro el juega a la parte afectiva, por lo cual Capriles debe ser más de confrontación».
Bisbal duda que en estos días se produzca algún cambio en el discurso del candidato presidencial del chavismo, ya que las promesas que pueda hacer a futuro, como garantizar la seguridad y empleo, ofertas que pueden ser rebatidas por la oposición apelando a los catorce años de gobierno. «Si Maduro ofrece a futuro puede ser perjudicial, sobre todo cuando no tiene el carisma de Chávez».
Asimismo, asegura que tanto el discurso como personalidad de los candidatos serán valorados en esta campaña, en ello sale ganando Capriles porque no imita a nadie mientras el otro se apoya siempre en su antecesor y en ellos consistirá esta campaña.