Calificado en diez palabras: El parque del oeste no es opción recreativa para citadinos.
Prácticamente clausurado en la memoria de quienes residen y hacen vida en la zona, las 30 hectáreas desarrolladas de las 142, son metros de vegetación xerófila, con canchas que no invitan al ejercicio de algún deporte, caminerías y chozas sin el calor de usuarios.
El panorama descubre un problema eterno, y es que el parque Francisco Tamayo, visto desde todos los ángulos, no es atractivo.
El equipo reporteril del diario EL IMPULSO contabilizó a las 10:35 de la mañana de un día de semana, apenas cinco personas. Eran cuatro liceístas conversando en unas bancas y Julio Mendoza, docente, quien declaró: “Siempre está desolado. Sorprende cuando coincido con tres o cuatro personas en el lugar. Siempre vengo a caminar e insisto en venir porque es el único espacio que tengo cerca de mi casa para poder hacer ejercicio en la mañana antes de irme al trabajo.
Aquí no funciona cafetín, baños, espacios con toboganes o columpios. Las canchas no sirven, el aro para jugar baloncesto está dañado, no hay arquerías para jugar fútbol.
La verdad es que es muy deprimente el ambiente. Lo peor es que al parecer no hay intenciones de mejorarlo”.
Sin programación de actividades
En teoría, estos son los servicios que presta: “Juegos infantiles, kioskos – piñateros, Módulos de Estudio, cafetín, canchas de baloncesto, fútbol y voleyball, sanitarios, estacionamiento.
Además, actividades de Educación Ambiental: Se realizan los programas de visitas guiadas y Un día un Parque. Se ofrecen cursos, charlas y convivencias a todas aquellas personas interesadas en el tema ambiental”.
Julio Mendoza aseguró que nada de esto se cumple y que incluso hace un tiempo se hizo una asignación de recursos para la rehabilitación del sistema de riego y otras reparaciones.
Sin embargo, el proyecto se ejecutó a medias, aún cuando en la entrada luce un letrero que dice:
“Obras del poder popular para el Vivir Bien. Parque Francisco Tamayo, inversión 3.152.015”.
¿Quién es responsable?
El Instituto Nacional de Parques (Inparques) está a cargo del espacio.
Trabajadores del lugar aseguraron que no se podían hacer fotos sin autorización. No así al ingresar al parque del Este; las puertas siempre están abiertas.
“Yo no sé qué quieren esconder. Si ellos hacen lo posible por mantener el espacio por lo menos limpio, no sé por qué no quieren que se haga bulla y mejoren las condiciones a favor de la ciudadanía”, dijo Julio Mendoza, quien aseguró que el espacio podría recuperar su encanto.
En el parque del Este
El panorama es distinto en el parque del Este.
En la última visita, fue posible encontrar dos detalles agradables:
1-Funcionamiento del pasillo artesanal Pachamama
2-Reparación de capa asfáltica para patineteros y ciclistas.
De hecho, este espacio, después de los centros comerciales, es la opción predilecta de citadinos para el deporte y fines de semana.