Al estado que avanza el proceso de elección presidencial, el venidero 14 de abril del 2.013, se comenta con insistencia, que se pueden presentar dificultades, capaces de establecer interferencias, que de acuerdo a su magnitud, den por resultado la paralización de dicho proceso. Estamos seguros que sería imposible prevalezca una situación tan menguada y deplorable como ésta, pues sectores interesados, partidos políticos y asociaciones especificas de electores, actúan con asidua previsión, informando al CNE, de circunstancias y detalles que ocurrieren, para que las normativas de la ley, aplicadas dentro de un espíritu comprensivo y sereno, sean la mejor garantía de la eficiencia, pulcritud y transparencia de la jornada comicial en desarrollo.
Con el fervor cívico de un pueblo apto para la vida y el ejercicio de la democracia, ya en la calle, en cívico y caballeroso combate, dos candidaturas con plenas posibilidades de gallardo triunfo, se disputan el favor preferencias de las masas y de las comunidades populares que integran esta cívica lid: Nicolás Maduro, luce como el abanderado oficial, continuista, representante del régimen defacto, de presagiosa tradición y dispone del apoyo sumiso, abusivo y exagerado de los lucrativos recursos del poder, que tipifica incontrolada peculado de uso. Según declaraciones suministradas a la prensa, cuenta con el respaldo solidario del Ministerio de la Defensa.
El proceso comicial se encamina dentro de los lapsos previstos, siguiendo el propósito de que el acatamiento de la ley no se aparte de la derecha senda, para que no haya transgresión y el proceso culmine dentro de la pulcritud y transparencia, que animan la convicción del pueblo, cuando participa en certámenes electorales de esta índole, que dan lustre a la democracia y a la libertad y son presea de honor y reconocimiento del Poder Electoral, que tienen la honra de presidir estos actos comiciales de suprema jerarquía institucional.
Con insistencia, la prensa comenta en sus partes informativas, del abuso incontrolado del oficialismo, a la candidatura del Encargado de la Presidencia Nicolás Maduro y como revierte esta censurable actitud en la buena fe y pureza del proceso, que desnaturaliza la función cívica del voto. Donde predomina ánimo de secta y de ventaja, no hay signo de pulcritud en la elección realizada, sino mezquino ardid para burlar la fe popular. Es preferible una derrota decorosa a un triunfo turbio y transitorio.
La opción de Henrique Capriles Radonski, están revestida de los valores y principios que exaltan la personalidad moral. En el candidato Maduro, se confirma en predicado muy negativo, el hecho de ser portador del régimen defacto, que descalifica la función pública legitima, al no estar ingido por el voto, única fuente de legitimidad en nuestra institucionalidad democrática y circunstancia que lo excluye para el ejercicio civil de la primera Magistratura.
En abono a la candidatura Capriles, sobresale al considerar esta caballerosa lid de meritos y virtudes republicanas, el efecto poderoso que transmiten siete millones de electores (me cuento entre ellos) que sufragamos a su favor, por la valía de su presencia civilista y le reconocimos paradigmas suficientes, para elevarlo al solio de los Presidentes de Venezuela.
Capriles, hizo práctica usual la mística de la consecuencia, de mantenerse en contacto permanente, con la tierra y el hombre venezolano, una geografía de contacto y vivencia cotidiana con la patria y su destino, visitas de estudio, conocimiento y reflexión, de acopio de elementos de juicio para su programa de gobierno, que le servirá como metodología multidisciplinaria para la toma de decisiones. El Libertador es su mejor aliado a la luz de aquel postulado optimista, de enriquecida inspiración: “Dios premia con el triunfo la constancia” (Bolívar, Manifiesto a sus Conciudadanos, Carúpano, 7 de septiembre de 1.814). La constancia rútilo emblema de la victoria electoral.
La transida fe de su benevolencia amiga y su incesante predica de apóstol de la paz, de heraldo de la libertad capaz para la tolerancia y protector de la convivencia humana. Se igualan en virtudes paradigmáticas, en la exclamación del Papa Francisco I, pidamos a Jesús resucitado: “transforme la muerte en vida, el odio en amor, la venganza en perdón y la guerra en paz” (Mensaje de Pascua, Roma, 31 de Marzo del 2.013) Voz lanzada al porvenir, para que se superen las divergencias y madure un renovado espíritu de reconciliación en Venezuela y el mundo. Para que en nuestro quehacer infatigable resplandezca la singular opción, vencer, Ribas nos alertar con su profética arenga en La Victoria: “No podemos optar entre vencer o morir, es necesario vencer, viva la Republica”.