Carlos Arturo Amaya Páez, de 19 años, y un adolescente de 17, luego de visitar a sus novias, se dirigían a sus respectivas casas en El Ujano, aproximadamente a las 12:30 de la madrugada de este jueves, cuando unos sujetos los interceptaron y le dispararon hasta acabar con sus vidas.
“Mi hijo (el adolescente) trabajaba con nosotros como comerciante informal en el centro de Barquisi-meto. Ese día laboramos como hasta las 4:00 de la tarde porque somos cristianos evangélicos y teníamos célula en la casa. Él se fue a visitar a la novia, cuando terminó nuestra actividad, nos enteramos de lo sucedido”, manifestó su madre, Amarelys Vergara.
Al llegar al sitio, tanto Amarelys como Manuel Guédez, encontraron el cadáver de su hijo sobre la acera y el de su amigo, Carlos Arturo, con el cuerpo en el asfalto y la cabeza en la acera.
Era el mayor de los varones de seis hermanos, quien en agosto de este año cumpliría la mayoría de edad, no era evangélico como sus familiares, pero “conocía la palabra del Señor y visitaba la Iglesia Misión y Poder, donde nosotros asistimos”, comentó el padre.
“Jehová es mi Pastor, nada me faltará”, eran los escritos impresos sobre las franelas que vestían algunos familiares, haciendo alusión al Salmo 23 de la Biblia, donde entre sus páginas, dijeron encontrar la resignación por la pérdida de este adolescente, quien no presentaba antecedentes policiales.
Por otra parte, Jorge Amaya, padre del otro occiso, indicó que el joven pertenecía a la preselección regional de fútbol, era practicante de la disciplina deportiva desde pequeño, en la escuela de El Ujano, donde vivió toda su vida.
“Él había dejado sus estudios”, dijo el padre quien no quiso rendir mayores declaraciones ante los medios de comunicación social.
Carlos Arturo Amaya Páez tenía antecedentes judiciales por tráfico ilícito de droga y resistencia a la autoridad de fecha 10 de febrero de 2012, cuando fue detenido por funcionarios de Polilara, adscritos a la comisaría de Fundalara.