La crisis eléctrica continúa afectando a varios sectores de la ciudad de Barquisimeto. Una vez más, urbanizaciones como Santa Elena y Fundalara, así como los alrededores, sufrieron los rigores del corte de luz.
Los vecinos salieron a protestar por segunda vez en lo que va de semana, cansados de las caídas de tensión que dañan los artefactos y generan inseguridad en los alrededores. Con neumáticos encendidos, manifestaron el descontento.
Critican que la Corporación Eléctrica Nacional no tome las medidas necesarias para acabar con esta irregularidad en el servicio, pese a que es cobrado puntualmente en el urbanismo y otros puntos de la ciudad.
Roger Hernández, vecino, declaró que los electrodomésticos se dañan como consecuencia de los cortes de electricidad y costear las reparaciones o sustituirlo por equipos nuevos, representa una inversión muy alta para las familias.
“Estamos hartos de los apagones. En Fundalara hemos organizado alrededor de cinco protestas por la misma causa. La ineficiencia de Corpoelec es desesperante. Ojalá con las próximas elecciones del 14 de abril quede en el pasado esta terrible situación”, expuso.
En aprietos
Asimismo, es importante señalar los inconvenientes que presentan los hogares con integrantes de la tercera edad o niños. Magaly López, explica que su mamá requiere cuidados por su edad y otras complicaciones físicas, sin embargo, no puede atenderla como corresponde debido a los apagones. Lo primero que afecta es la ausencia de aires acondicionados o ventiladores.
Los manifestantes de este jueves en la noche, entre las consignas en contra de Corpoelec, solicitaron consideración con los adultos mayores.
También en el caso de aquellas madres con niños de corta edad tienen dolores de cabeza al momento de proteger a sus hijos de las picaduras de zancudos en plena oscuridad, en especial, si se trata de los bebés recién nacidos.
Llegó la Guardia Nacional
Luego de unos minutos, llegaron a la protesta realizada en la urbanización Fundalara, vía principal, funcionarios de la Guardia Nacional. Los uniformados trataron de dispersar la manifestación pacífica, sólo que la molestia de los vecinos resultó más poderosa.
Los residentes no abandonaron la calle hasta que llegó el servicio de electricidad. Mientras tanto, los militares velaban por los manifestantes y cooperaron con el tránsito automotor que a eso de las 9.00 pm se volvía pesado a causa del cierre.