Independientemente de que guste o no, la lectura de Jacinto Pérez Arcay nos remite a un conjunto de símbolos, referencias, alegorías y mitos que muy bien pueden evaluar los especialistas, debido a la influencia ejercida en la retórica oficial. Por ello, fue importante escucharlo en su oración fúnebre ante los restos de Chávez Frías, en la que mencionó a la antigua sede de la Escuela Militar como el Cuartel de la Montaña.
Otros ya lo dijeron, en las distintas trasmisiones radiotelevisivas y arengas para la movilización de sepelio, pero quisimos confirmarlo en la voz del todavía Jefe del Estado Mayor Presidencial. Una quizá momentánea ocurrencia, ha quedado para llamar lo que también fue el Museo Militar.
Luce obvia la correspondencia con Un canto a Bolívar, de Pablo Neruda, tan políticamente trillado en los últimos: “Yo conocí a Bolívar una mañana larga, / en Madrid, en la boca del Quinto Regimiento, / le dije, eres o no eres o quién eres? / Y mirando el Cuartel de la Montaña, dijo: / ‘Despierto cada cien años cuando despierta el pueblo’“. Juzgó importante algún publicista sobrevenido darle un poético acento y forzamiento simbólico a la última morada, pues cuenta con otra significación.
La sublevación contra la II República Española, supo de la del madrileño Cuartel de la Montaña el 19 de julio de 1936, bajo la jefatura del subrepticiamente colado general Joaquín Fanjul, quien hizo una fuerte resistencia hasta que, finalmente, la edificación fue prácticamente pulverizada y él, capturado, enjuiciado y fusilado. El asalto final, con un saldo de “docenas de oficiales [que] fueron muertos en el acto”, como señala Gabriel Jackson en su conocida obra sobre la tragedia ibérica (1967), corrió bajo la responsabilidad del 5º Regimiento de Milicias Populares, auspiciado principalmente por el Partido Comunista.
El origen, desarrollo y desenlace de la guerra civil española, naturalmente tuvo una importante resonancia en nuestro país que muy bien ha tratado un historiador injustamente olvidado como Víctor Sanz (1997), aunque consideramos que no tan trascendental y decisiva para que el venezolano de ahora identifique la sede de La Planicie (sic) con la legendaria recuperación del cuartel madrileño. Excepto tratemos de viejos e ilustrados combatientes del marxismo venezolano, cuya estirpe ha desaparecido, influenciados por la precisa versión que de los hechos diera Dolores Ibárruri y el resto de la comisión que redactó tres tomos sobre la guerra y la revolución, publicada por Moscú (1967), en la que además asegura que “los oficiales fascistas que intentaron huir o resistirse fueron abatidos por los disparos de las fuerzas populares”.
Siendo tan legítima la especulación, a falta de explicaciones oficiales en torno a los asuntos fundamentales y secundarios, se nos antoja el propósito de borrar toda connotación que contraríe el mito que tienen por empeño recrear, pues, no fue tan eficaz el desempeño de Chávez Frías en el otrora Museo Histórico Militar, en 1992. Luego, la habilidad toponímica de una repercusión inadvertida, apela al anacronismo simbólico, conjugada la montaña con la fecha. Por si fuese poco, lo que ya no ocurría cada 31 de diciembre y los festejados cañonazos, cada día y a las 16 horas, una salva de artillería notificará al pueblo caraqueño del espectro encumbrado.
@luisbarraganj
