Aunque algunos ciudadanos piensen que la devaluación del primer trimestre del 2013, con el nuevo valor del dólar en comparación al bolívar, no afecta su vida cotidiana, adquirir productos en un mercado como el venezolano, donde la mayoría son importados, representa una constante alza en los precios. Esta condición afecta a todos los mercados del país y el automotor no escapa a dicha realidad. Además, la tardía o escasa asignación de divisas, aunado a la adaptación del nuevo Sistema Complementario de Asignación de Divisas (Sicad) por parte de aquellos comerciantes que deben cumplir con rigurosos requisitos, hace que el mercado de repuestos automotrices presente serias fallas en sus diferentes líneas.
Son estos factores, la inflación y la escasez de divisas, los principales responsables de que los almacenes de los comercios luzcan desprovistos de su producto esencial. En tal sentido, uno de los propietarios afectado, quien no quiso ser identificado, explicó que en sus 30 años laborando en este mercado, “nunca vi el almacén tan vacío y tantos problemas en nuestro negocio”.
El comerciante reveló que son múltiples los factores que no permiten desarrollar de manera óptima la atención al cliente. “Los precios actuales de los productos tienen la inflación acumulada de 2012 a lo cual se suma la devaluación del 46% hecha por el Gobierno a principio de este año”.
Los afectados explican que la falta de dólares que se obtenían a través de Cadivi y del antiguo Sitme, obligaba a los empresarios a cambiar los ingresos a una divisa extranjera obtenida a través de canales alternativos y, en consecuencia, un ajuste de precios en los productos. Casi todos los afectados coinciden en que, la última vez que recibieron divisas a precio preferenciales fue en marzo del año pasado, usado para pagar mercancía del año anterior. “En todo el 2012 no recibimos dólares para comprar mercancía nueva”.
Esta realidad de divisas, ha hecho que los proveedores extranjeros que comercian con los dueños de negocios nacionales “estén nerviosos”, ya que la mayoría de los productos importados se deben pagar antes de traerlos al país o 60 días después de recibidos.
Con respecto a los productos que se fabrican en el país, la situación no varía mucho: problemas laborales padecidos por las empresas o falta de algún componente importado que también necesita divisa para adquirirlo, provocan la escasez en las estanterías de los comercios.
Todo este panorama, dificulta la naturaleza de un mercado que importa el 85% de los bienes.