Uno de los artículos más lúcidos de estos últimos años lo escribió el embajador e historiador Santiago Ochoa Antich y fue publicado el 22 de agosto de 2005 en Venezuela Analítica. Se llamaba “¿Volverá el loquero?” (http://www.analitica.com/va/politica/opinion/1330930.asp).
En una interesante disertación, Ochoa Antich se refiere a los períodos de paz frente a los de guerra, desorden o bochinche que ha sufrido nuestra patria. La paz se la hemos debido en buena medida a la actuación de los “loqueros” que han sido capaces de amarrar a sus “perros bravos”. Y a pesar de que el general Gómez ha sido el “loquero” más conocido de nuestra historia, tal vez por la frase atribuida a Laureano Vallenilla Lanz cuando se enteró de su muerte, “se murió el loquero de Maracay”, Gómez no tiene la exclusiva. Ha habido varios “loqueros” que nos han gobernado: el primero fue el tirano Lope de Aguirre, quien trató de detener el bochinche en que se había transformado la conquista.
“Gómez no fue, empero, el primer loquero. Quizás esta gloria le corresponde a nuestro primer tirano, Lope de Aguirre que intentó alzarse en contra de la gran oligarquía entonces en formación y darle el usufructo de la tierra a quienes, según él, la merecían: los conquistadores. Detener el bochinche en que se había transformado la Conquista por la usurpación de títulos. , «Mira, mira, Rey español, que no seas cruel a tus vasallos, ni ingrato.» «… van pocos reyes al infierno, porque sois pocos; que si muchos fuésedes; ninguno podría ir al cielo, porque creo allá seríades peores que Lucifer, según teneis sed y hambre y ambición de hartaros de sangre humana…» «Yo y mis compañeros no queremos ni esperamos de ti misericordia» son frases suyas de la carta que le dirige a Felipe II, a quien hacía cómplice del trato que recibían los hombres de armas en América”.
El segundo fue Bolívar. La Guerra a Muerte fue en contra de personajes como Domingo Monteverde y José Tomás Boves hasta que termina la dominación napoléonica en España y la figura del pacificador Pablo Morillo cambia la forma de la Guerra de la Independencia. Años más tarde, ante el fracaso de Bolívar de instaurar el orden, sobre todo el administrativo, Páez es el “loquero” que evita males mayores al separarse de la Gran Colombia:
“Desde 1828 hasta 1858 en que comienza la guerra federal, ese gobierno “conservador” inaugura un cierto orden para hacer frente al legado de la guerra de independencia”.
Después de la muerte de Páez, los locos siguen sueltos hasta el fin del gobierno de Cipriano Castro.
Gómez tuvo éxito en amarrar bien a sus locos durante 27 años, pues como Bolívar, “sabía que lo importante era fabricar riqueza y ésa no se logra sin orden administrativo”. Santiago Ochoa ve un nuevo periodo de locos sueltos a partir de los años 70 en “el espíritu que busca cosechar entre el bochinche… la Gran Venezuela, la del Miami tá barato, dame dos, los cero cupón de Pedro Tinoco y la gran crisis bancaria”.
Muchos pensaron que Chávez, con sus rotundas críticas al “despilfarro puntofijista” pondría orden, al menos en lo que se refería a corrupción. Pero todos conocemos el despelote que ha resultado la fulana “revolución”.
“Si en algún momento se creyó que con los bolivarianos volveríamos al orden administrativo, ante las críticas en torno al despilfarro de los últimos años del puntofijismo, bien pronto lo desechamos, al darnos cuenta de la manera en que el jefe del Estado y sus compinches tratan la administración de los recursos o tesoros públicos”.
Ochoa Antich se murió esperando al nuevo “loquero”, sin sospechar que lo tenía enfrente:
Diosdado Cabello nos informó la semana pasada que Chávez era el cuerdo de esta revolución y que los opositores hemos debido rezar para que no se muriera, porque era él quien le ponía “un parao” a las locuras que a ellos se les ocurrían. De manera que los locos están sueltos y no hay quien los controle porque se murió el loquero. No quiero sonar alarmista, pero así empiezan las guerras civiles. No echemos por la borda 100 años de paz.
@cjaimesb
