Cuando se habla de orden y derecho, a Cecilia Sosa le sobran las palabras. La expresidenta de la Corte Suprema de Justicia conversó en exclusiva con EL IMPULSO sobre los temas que ocupan la atención nacional en materia política y legal.
Con una mirada profunda, voz aplomada y aspecto agradable, la primera mujer del continente americano en dirigir la Corte Suprema de Justicia de una nación, ofreció un análisis profundo sobre la realidad nacional, haciendo especial énfasis en los sucesos del pasado que forjaron la Venezuela de hoy.
Se describe a sí misma como una mujer multifacética. “Soy ama de casa, cocinera, abogada, lectora, siempre tras la pista del estudio y la investigación”.
Asegura que el Tribunal Supremo de Justicia, lejos de generar una imagen de transparencia y equidad, ha quedado en evidencia en la persona de Luisa Estela Morales, quien a su juicio, fue poco discreta al revelar su tendencia política.
Durante la entrevista, Cecilia Sosa confesó haber conversado en tres ocasiones con el presidente Chávez. “Nadie puede ni podrá sustituirlo… Era un hombre que quería tener el control del país pero dejaba sobrevivir a la oposición, quería la hegemonía del Estado pero daba un respiro al sector privado… era un estratega”.
La desaparición física del mandatario nacional deja al TSJ frente a una peligrosa circunstancia. “El Tribunal tiene varios jefes políticos. Esto es muy grave porque controlar a 32 magistrados no es nada fácil”.
En las próximas líneas conozca la visión de país de la exmagistrada Cecilia Sosa, y los futuros escenarios que se plantean en el seno del Tribunal Supremo de Justicia.
La palabra es ley
Los padres de Cecilia Sosa forjaron su carácter entre la rigidez del cumplimiento de las obligaciones y el respeto por las necesidades del prójimo. “Mi mamá era muy estricta, con una amplia cultura de la formación integral. Mi papá era comerciante y me enseñó que la palabra es ley, que debíamos ser solidarios los unos con los otros. Quizá por eso soy esa mezcla entre rigor y bondad”.
Contó Sosa que su vocación no estaba estrictamente ligada al área universitaria. “Yo recibí clases de todo pues mi mamá tenía un concepto amplio de la formación. Recibí instrucciones de inglés, de ballet… esa formación de mi juventud me dio una gran disciplina”.
El amor por el arte, especialmente por el ballet, la llevó incluso a buscar la profesionalización en esa área. Sin embargo, su sueño no se concretó pues sus padres consideraron que debía ir a la universidad. “Mis hermanos y yo conformamos la primera generación profesional de mi familia. Como comerciante mi padre influyó a que estudiara derecho. Tenía un carisma impresionante para relacionarse con las personas, un hombre muy humano. La palabra es ley, ese fue un valor de mi familia. Por eso quise estudiar derecho”.
Inicialmente, Cecilia Sosa pretendía orientar su carrera a la investigación, luego hizo cursos de jueces de menores en el Consejo Venezolano del Niño y realizó estudios de posgrado en la Universidad Central de Venezuela.
Por 14 años se desempeñó con éxito en la administración pública hasta alcanzar el cargo máximo de directora General Sectorial. “Recuerdo que mi papá me pidió un billete de 5 bolívares de mi primer sueldo y lo mandó a enmarcar. Los padres tenían un simbolismo muy bonito, los llenaba de orgullo pensarnos independientes”.
Tras sus primeros pasos como profesional, viajó a Francia para realizar un doctorado en Ciencia Administrativa. “Cuando regresé, me volví a plantear ser juez. Recuerdo una vez que me llamaron para ser conjuez de la Corte Primera del Contencioso Administrativo, dije que sí… pasaron unos cuantos años y un día me preguntaron si quería ser suplente de un juez, también dije que sí. Me pusieron de quinta suplente, las posibilidades de ser la principal eran remotas, tenían que decir cuatro personas que no aceptaban un cargo superior”.
Y así fue. En un momento dado se presentó la falta absoluta de un juez y los cuatro jueces suplentes depusieron sus nombres para el cargo. “A veces todo juega a tu favor. Me sentí muy orgullosa, muy contenta. Cuando se dio la oportunidad de ingresar a la Sala Político- Administrativa de la Corte Suprema de Justicia de la época, mostré interés en ser magistrado. Internamente pensé que era muy difícil lograrlo, los partidos tenían que ponerse de acuerdo, con un criterio que era muy cuestionado. Todo el mundo dice que a mí me propuso Acción Democrática, pero la verdad es que me apoyaron todas las fuerzas políticas”.
Cuando se anunciaron los nombres de los magistrados que serían ingresados a la Sala, el de Cecilia Sosa se encontraba allí. “Fui la primera presidenta de la Corte Suprema de Justicia. No fue fácil porque somos mayoritariamente escogidos por hombres.
Establecí una relación muy estrecha con todo el personal, me apasionó el tema del equilibrio de los salarios, contribuir al mejor funcionamiento y la armonía del trabajo. Me puedo entender con un ascensorista… Soy una persona bastante abierta a las personas, mi escritorio se convirtió en una consulta obligada…”.