El hiperinsulinismo acelera el envejecimiento, el incremento de los niveles de azúcar e insulina afectan la salud a medida que el ser humano envejece, y en la actualidad es casi imposible encontrar personas diabéticas por encima de los 90 años.
Esto se debe al efecto adverso provocado por el aumento en los niveles de azúcar en la sangre y en los órganos del cuerpo. Ésta se explica por una reacción bioquímica bastante compleja, llamada glicosilación.
El resultado en la persona es que desarrolla ateroesclerosis, arrugas en la piel, pérdida de la elasticidad de ésta, disfunción intestinal, neuropatías, artritis, ciertas formas de cáncer, entre otros.
De igual forma, estos compuestos tienen la capacidad de producir daño genético, por defectos en la codificación del ADN y por lo tanto las proteínas son defectuosas. Por lo tanto la hiperglicemia, la glicosilación proteica y los cambios pro-inflamatorios en pacientes con susceptibilidad genética llevan a que se formen depósitos de proteínas cristalizadas o modificadas por dentro y fuera de la célula.
Dentro de la medicina antienvejecimiento, la doctora Margarita Botero, recomienda seguir un protocolo donde en la primera consulta es fundamental la edad cronológica y la edad biológica del paciente.
Esta última mide la edad de la célula, luego se hace un diagnóstico según el motivo de consulta y se propone un tratamiento individual; como el manejo de las deficiencias nutricionales, suministro de micro-nutrientes necesarios para correcto funcionamiento, etc.
Algunas recomendaciones de la doctora son:
– Mantener un peso adecuado y evitar la obesidad
– Tener un horario de comidas constante
– Limitar la ingesta de carbohidratos refinados y de grasas
– Aumentar el consumo de fibra en la dieta
– Consumir edulcorantes naturales
– Evitar el consumo de bebidas alcohólicas
– Eliminar la comida chatarra y los enlatados