El candidato presidencial Henrique Capriles Radonski invitó a los venezolanos a analizar bien el significado de la liturgia en este domingo de resurrección. Señaló que en Jesucristo debemos ver la imagen esperanzadora llena de posibilidades de una vida nueva.
En su columna dominical también se refirió a la devaluación impuesta por Nicolás Maduro a quien señala como responsable de aprovechar la vulnerabilidad de los venezolanos para someterlos a más pobreza. También lo acusó de acostumbrarse a mandar sin ser electo
Capriles envió un mensaje de esperanza y a pensar primero en nuestro país.
Aquí la columna completa de Capriles Radonski:
Hoy es Domingo de Resurrección y los venezolanos tenemos que analizar muy bien lo que significa esta celebración litúrgica, pero sobre todo lo que simboliza. La resurrección de Jesucristo debe servirnos como una imagen esperanzadora, llena de posibilidades y de vida nueva. Por encima de la maldad, por encima de la crueldad y de lo más terrible de los hombres, Jesús resucita dándole su testimonio al mundo de que la esperanza y el compromiso puesto en quienes dan su confianza tiene sentido, vale la pena y es posible.
Sin embargo, en estos días que debían servir para el encuentro, el descanso y la oración, en un ejercicio oscuro del poder y de la política, los venezolanos somos mucho más pobres. Los ineficaces encargados del gobierno central han vuelto a devaluar la moneda nacional en una movida propia de quienes viven enterrados en sus secretos, sus tapaderas, sus mentiras.
La primera vez lo hicieron justo antes de los Carnavales, cuando buena parte de la población estaba organizando sus días de descanso, ese merecido descanso que necesita el que trabaja a diario de manera incansable. Esta vez han repetido una receta parecida, aprovechando la vulnerabilidad de nuestra gente, de nuestro pueblo. Unos días antes de Semana Santa, Nicolás y su combo devalúan el bolívar por segunda vez, y hacen todo el proceso de subasta y adjudicación justo cuando la mayoría de los venezolanos se encuentran en sus actividades de descanso, haciendo una vez más lo que les da la gana.
Mantienen el asunto en secreto. No dicen cuánto se pagó por unos dólares subastados en una jornada casi oculta. ¿En qué país creen que viven? ¿De verdad no se dan cuenta de lo cortas que son las patas de las mentiras que Nicolás ha convertido en el discurso oficial de su campaña? Porque a estas alturas, el resumen de su gestión como encargado tiene que empezarse a escribir así: devaluó dos veces la moneda, haciendo a los venezolanos más pobres, hundiendo al país en esas trampas de la pobreza por su incapacidad para gobernar. El día en que le metieron esa puñalada al pueblo, un día que pasará a la historia como el día de la devaluación silente de Nicolás, ese Jesús resucitado de hoy estaba llevando una cruz pesada. Me refiero a la devoción de El Nazareno, que se conmemora el Miércoles Santo y que pude compartir con fe una vez más en Petare, con las familias que tanto creen en este hombre que tanto padeció en la Tierra.
Ahí intentaron meter la violencia quienes no terminan de entender que este país nos necesita a todos. Pero se encontraron con el pueblo enfrentándolos a ellos y a sus intenciones. Y no hablo de las personas que apoyan este proyecto político de futuro e inclusión, sino también de quienes creyeron en el proyecto que le ofreció el hoy fallecido Presidente y hoy traicionados por Nicolás y sus irresponsables secuaces. Escuchar a la comunidad entera exigiendo respeto a las cosas que nos unen es una muestra más de que el país que queremos está por llegar. Pero también de que aquellos que lo están destruyendo tendrán que responder muchas preguntas y saldar muchas cuentas con el pueblo.
¡Esa unión entre todos es la que va a hacer que Venezuela renazca! Por más empeño que tienen los dirigentes del partido de gobierno en flagelarla, en herirla y en violentarla, yo sé que hay un país entero que quiere ver a Venezuela segura, bonita y progresando. Está en todos nosotros detener la destrucción del país liderada por tantos irresponsables. Y a quien no podemos decepcionar en hacerlo es a Venezuela, al futuro y a nuestros muchachos, que no tienen por qué sufrir las consecuencias de un país dividió y con tanta violencia.
Las terribles y agresivas decisiones económicas de Nicolás y su combo, a punta de su Paquetazo Rojo, nos han empobrecido a cada uno de nosotros. ¿Quién de esa pandilla nos puede explicar a los venezolanos cómo devalúan dos veces la moneda con los precios del petróleo por el cielo? Ninguno. Porque a ninguno le importa. ¡A paquetazos limpio Nicolás va viento en popa destruyendo la economía! Pero la realidad no perdona. La inflación y el alto costo de la vida le pega duro al que no vota por el partido de gobierno y pero también al que vota por ellos. Ahí no importan listas, contactos ni enchufes.
Pero el futuro no vas a destruirlo, Nicolás. No puedes hacerlo, porque el futuro nos pertenece a los venezolanos de bien y lo sabremos utilizar. ¡Porque ya va siendo hora de que los venezolanos seamos la prioridad! Y la esperanza tiene que darnos fuerzas, porque si algo debemos resucitar es la producción nacional, un sector que ha sido pulverizado por estas devaluaciones disfrazadas de subastas que han venido a darle un golpe final al productor, al campesino, al trabajador…
¡Parece que Nicolás ha puesto su empeño en destruir al país! Hay quien podría pensar que está tan acostumbrado a mandar sin ser electo, que quiere terminar con el país antes de que el voto de la propia militancia de su partido le demuestre lo mal que lo ha hecho. Pero el voto de los venezolanos demostrará que existe otra manera de ver las cosas, una que hemos podido construir juntos y pensando en las soluciones, no en las excusas.
¡Aquí hay voluntad y fuerza para sacar a Venezuela adelante! No olvidemos que el futuro nos incluye a todos y nos está dando una oportunidad para demostrarlo.
¡Vamos a parar la destrucción del país! ¡Qué Dios bendiga a Venezuela!