En la Catedral de Barquisimeto presbíteros de distintas comunidades renovaron sus promesas sacerdotales. Este acto estuvo enmarcado dentro de los oficios litúrgicos de Semana Santa, la cual incluye la Misa Crismal, que recuerda la institución del sacerdocio y donde se lleva a cabo la bendición de óleos.
Fieles provenientes de diversas comunidades y movimientos apostólicos de la ciudad, acompañaron a sus respectivos párrocos a esta ceremonia que evoca la institución del sacerdocio ministerial de la Iglesia católica.
La homilía, además de la renovación de las promesas sacerdotales, incluyó la bendición de los óleos que se emplean en la administración del sacramento de unción de los enfermos y posteriormente, la bendición y consagración del crisma, aceite que se utiliza en la entrega del sacramento del orden sacerdotal, el bautismo y la confirmación.
La Misa Crismal es el preámbulo al Jueves Santo, día previo a la muerte de Jesucristo, cuando al celebrar su Última Cena deja la eucaristía y el ministerio del sacerdocio, a través de sus apóstoles.
Monseñor Antonio José López Castillo, presidió la misa en la catedral donde explicó el sentido de la renovación de las promesas sacerdotales del clero diocesano, y recordó que tales compromisos de adherirse cada día con mayor convicción y santidad a la propuesta que el Señor hace a cada uno, también se comprometen a hacerlo juntos, en este presbiterio y en esta Iglesia particular concreta; con esta historia y estas características; con este obispo, estos hermanos presbíteros y este pueblo fiel, que es el sentido de nuestro ministerio; en esta realidad pastoral; con estas posibilidades y con estas limitaciones”, dijo López Castillo.
El prelado señaló que “para abrazar con alegría, compromiso y fecundidad la vida sacerdotal es fundamental identificarse con Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, convirtiéndonos en otros cristos, tanto en la manera de ser como de vivir”. También el arzobispo agradeció a los presbíteros la generosa colaboración y entrega de cada día en la tarea pastoral. Invitó a todos los presbíteros presentes a procurar la santidad personal como camino de eficacia. “Que el pecado no nos haga fracasar en nuestra vida sacerdotal y cristiana, enfatizó.
Un momento muy especial se vivió cuando cada uno de los párrocos pasó a saludar al arzobispo y recibir de él un abrazo paternal en reconocimiento y apoyo al trabaja que cada uno realiza en las iglesias de la ciudad y fuera de ella.
Esta misa es una de las celebraciones más importantes para los sacerdotes ya que se consagra el crisma (aceite), usado en el sacramento del bautismo y la confirmación. También en la consagración de los obispos, la ordenación de los presbíteros, la dedicación de las nuevas iglesias y del nuevo altar. «Ante todo, nuestro mensaje es vivir agradecidos por el don del sacerdocio y que estemos comprometidos para que con fe creer en él y ayudar a nuestros hermanos a crecer en la fe día con día», resaltó López Castillo, arzobispo de Barquisimeto.
A esta celebración eucarística llegaron feligreses de todas las parroquias, tanto de la ciudad de Barquisimeto, como de los municipios cercanos.
Los principales asistentes fueron los jóvenes que con pancartas alusivas al sacerdocio apoyaban el trabajo pastoral de sus párrocos en los distintos lugares de la arquidiócesis.
La solemne misa contó con la presencia de los cuatro nuevos sacerdotes ordenados el 9 de marzo en el marco de los 150 años de la consagración canónica de la Arquidiócesis. De igual manera, religiosas y religiosos de diferentes comunidades estuvieron presentes en apoyo a cada uno de los sacerdotes que con un arduo desempeño pastoral hacen realidad el mandato de Cristo: “Ámense los unos a los otros como yo los he amado”. El coro del seminario Divina Pastora animó la ceremonia con cantos referentes a la vocación sacerdotal, la fe, y la caridad fraterna, elementos constitutivos de la vida cristiana general.
Luego del encuentro espiritual todos los presentes compartieron un sencillo y fraternal ágape con monseñor y reforzar los lazos de caridad, de trabajo pastoral entre todos. Hoy a las 8:00 de la noche será la solemne misa de la Vigilia de Resurrección, bendición del agua y del cirio pascual en la iglesia Catedral.
El comunismo es la negación total de Dios
El arzobispo de Barquisimeto, monseñor López Castillo, minutos antes de presidir la misa vespertina del Jueves Santo, concedió a EL IMPULSO un breve encuentro donde enfatizó dos aspectos: la vivencia espiritual de este día y la responsabilidad de los padres frente a la educación cristiana de los hijos. Dijo López Castillo: “Desde la antigüedad los fieles se reunían el Jueves Santo por la tarde para celebrar esta eucaristía. Después se retiraban a sus casas para cenar y se volvían a reunir para celebrar una prolongada vigilia nocturna en la que iban recorriendo los distintos lugares por los que esa noche pasó Jesús.”
Recordó monseñor, que para comprender el significado de la celebración del Jueves Santo es muy importante destacar el significado que Jesús quiso dar a aquella última Cena con sus discípulos. En aquella comida, Jesús va a realizar una serie de gestos en los que va a cambiar para siempre el sentido de la Pascua.”
“El lavatorio de los pies fue un gesto simbólico que Jesús realizó con sus discípulos y que la Iglesia repitió desde antiguo. Precisamente este es el pasaje de la vida del Señor que recoge el Evangelio. Cuando el sacerdote que preside la Eucaristía lava los pies imita lo que Jesús hizo en la última Cena”, dijo el prelado.
Monseñor resaltó que el desmoronamiento moral de la sociedad venezolana se debe a la ausencia de Dios en la vida de los niños y los jóvenes. “Cuando la vida diaria no está centrada en valores humanos y espirituales como la solidaridad, el respeto, el perdón, fácilmente un joven puede aceptar ideas o pensamientos equivocados como el comunismo, que es la negación total de Dios en la realidad del hombre y camino para la maldad.