Con la entrada de monseñor Antonio José López Castillo con 12 jóvenes revestidos de blanco y un nutrido grupo de fieles inició la eucaristía vespertina de la cena del Señor en la santa iglesia Catedral de Barquisimeto. Esta ceremonia abre el “Triduo Pascual” conmemoración anual de la Última Cena en la cual el Señor instituye los sacramentos de la eucaristía y el sacerdocio católico.
Durante la celebración presidida por monseñor López Castillo se leyó la lectura del evangelio según san Juan donde se explica el proceso del lavatorio de los pies a los doce apóstoles en la Última Cena de Jesús. El lavatorio de pies es una antigua tradición judía, una demostración de la hospitalidad. Jesús la realizó con sus discípulos, para expresar la importancia del servicio humilde entre sus seguidores.
En la exhortación monseñor López Castillo, dijo que todo creyente que ha sido bautizado tiene el deber de imitar la perfección del Cristo Jesús. Para ser como Cristo se requiere abandonar nuestros caminos pecaminosos del pasado y caminar junto con el Señor en nuestras vida diaria. Debemos guardar nuestros pies de la maldad obedeciendo la Palabra de Dios. A través de la constante guía de la Palabra de Dios y la ayuda del Espíritu Santo, podremos ser puros como Cristo, y caminar juntos con Él en nuestro viaje al cielo. Imitando a Cristo, no solamente implica preservarse en la pureza, sino también incluye compartir su amor con los otros. Los cristianos son llamados para apoyarse los unos con los otros a través del servicio humilde, de la exhortación, y del perdón mutuo. Recibir el lavatorio de los pies es desde luego un signo de conformidad de que Cristo es el Señor de nuestra vida y obligarnos a seguir sus pisadas. De esta manera, aceptando su invitación, tendremos parte en su Reino, dijo el arzobispo.
Terminada la homilía monseñor Antonio José imitó el acto de humildad de Jesús despojándose de las vestiduras que le identifican como arzobispo, para luego ir lavando y secando los pies de doce jóvenes quienes pertenecen a diversos movimientos apostólicos de la ciudad.
Al finalizar el lavatorio de los pies el arzobispo vistió los ornamentos litúrgicos y continuó con la celebración de la eucaristía. Acto seguido se realizaron las ofrendas del pan y el vino. Al culminar la misa se realizó junto a los fieles el traslado del solemne Santísimo Sacramento hasta el monumento donde se adoró hasta la media noche.
Durante toda la noche y primeras horas de la madrugada se realizaron turnos de adoración por parte de los fieles en un clima de contemplación con intérvalos de silencio, rezos y cánticos espirituales.
Domingo de Gloria y de la Misericordia
-En la Catedral de Barquisimeto: 8:30 a.m. y 6:00 p.m. Santa Misa de Resurrección. Se bendecirá el agua.
El Domingo de Resurrección es la fiesta más importante para todos los católicos, ya que con la Resurrección de Jesús es cuando adquiere sentido toda la religión.
Cristo triunfó sobre la muerte y con esto abrió las puertas del Cielo. En la misa dominical se recuerda de una manera especial ésta gran alegría. Se enciende el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo resucitado y que permanecerá encendido hasta el día de la Ascensión, cuando Jesús sube al Cielo.
– El domingo 7 de abril se celebrará el Día de la Misericordia, instituida por el beato Juan Pablo II. El Vaticano publicó el 23 de mayo del 2000 un decreto en el que se establece, por indicación de Juan Pablo II, la fiesta de la Divina Misericordia, que tendrá lugar el segundo domingo de Pascua. La denominación oficial será segundo domingo de Pascua o de la Divina Misericordia. Una invitación perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas que esperan al genero humano en los años venideros.