Una médica brasileña que fue acusada de matar a siete pacientes para liberar camas en una unidad hospitalaria de cuidados intensivos, puede haber sido responsable de hasta otros 300 asesinatos, según las investigaciones llevadas a cabo por el Ministerio de Sanidad Brasileño.
Los fiscales aseguraron que la doctora Virginia Soares de Souza y su equipo médico llegaron a administrar relajantes musculares a los pacientes. A continuación, les reducían el suministro de oxígeno, provocándoles la muerte por asfixia en el hospital Evangélico en la sureña ciudad de Curitiba.
La directora de la Unidad de Cuidados Intensivos de un hospital de Curitiba (sur de Brasil) fue detenida y acusada de causar la muerte a varios pacientes con la colaboración de otros empleados del centro, informó la policía.
La médica Virgina Soares de Souza, jefa de la UCI del hospital Evangélico de Curitiba, fue arrestada el martes y acusada de homicidio calificado.
El viernes, la policía del estado de Paraná, cuya capital es Curitiba, investigaba si junto a la doctora de 56 años, con 30 años de graduada, colaboraban otros empleados de la clínica.
“Hay indicios de que (la médica) era la autora intelectual y material (de las muertes), pero obviamente no actuaba sola”, dijo el delegado general de la Policía Civil, Marcus Michelotto.
Todo el personal de la UCI es investigado.
El hospital Evangélico, uno de los más importantes de la región, cambió a todo el equipo de la unidad y los 13 médicos y 34 enfermeros que la conformaban fueron transferidos a otros departamentos, reportó la prensa.
Las investigaciones comenzaron hace dos años, según la televisión Globo, que mostró esta semana grabaciones en las que Souza decía que quería “descongestionar la UCI” porque le daba “picazón”.
“Infelizmente es nuestra misión ser intermediarios (de los pacientes) en el trampolín al más allá”, dijo en otro registro.
La mujer está en prisión preventiva y su abogado defensor asegura que no hay pruebas en su contra.
Una enfermera contó a Globo que recibió de un enfermero “órdenes superiores”, supuestamente de Souza, para suministrar una sustancia desconocida a una mujer anciana en la UCI.
“Como no sabía de qué se trataba no obedecí. Él (el enfermero) me dijo: ‘si no lo haces, lo hago yo’ y lo hizo”, contó. Minutos después, la mujer murió.
Otro expaciente contó que escuchó a Souza ordenar que desconectaran el respirador a un paciente “para ver si lograba sobrevivir”. En agonía, la persona se salvó porque una enfermera encendió el aparato.
El colegio de médicos y la secretaría de Salud del estado investigan igualmente el caso.