Por primera vez desde 1998, la oposición venezolana siente que su adversario en las presidenciales del 14 de abril será un político convencional llamado Nicolás Maduro e insiste en que el candidato «no es Hugo Chávez», aunque el gobierno siga gravitando alrededor del presidente fallecido.
«Nuestro candidato, Henrique Capriles, ya no tendrá como adversario a un mito político como Chávez. Se trata de una relación entre iguales. Es en ese sentido una situación mucho más convencional, como ocurre en cualquier democracia», declaró en una entrevista con la AFP Ramón Guillermo Aveledo, coordinador del bloque opositor Mesa de la Unidad Democrática (MUD)
Estas serán las primeras elecciones sin Chávez desde 1998, que siempre se involucró en todas las campañas, aunque se tratara de elegir a alcaldes. Pero su muerte, el 5 de marzo, está aún muy fresca en la memoria de los venezolanos y su figura impregnará estos comicios con tal fuerza que gobierno y oposición sospechan que muchos ciudadanos volverán a votar de alguna manera por o contra el presidente fallecido.
«Los venezolanos solemos decir que no hay muerto malo. Yo creo que nosotros hemos sido muy respetuosos con la enfermedad y muerte del presidente, pero Chávez no puede ser el centro de esta campaña porque no estamos discutiendo el gobierno que fue, sino el que va a ser. Y hay quienes quieren mantener este momento político en el plano espiritual», recalcó Aveledo.
«La apuesta de Maduro es esa: intentar convertir esta elección en otra elección en torno a Chávez y no en torno a los temas de la vida diaria a los que no quiere enfrentarse. Y Capriles ha decidido no hablar del difunto presidente sino del candidato: ‘No te escondas, no te disfraces Nicolás. No es Chávez, eres tú'», agregó.
Después de 14 años con Chávez como jefe de Estado y líder indiscutible de la vida política venezolana, tanto gobierno como oposición se mueven en un terreno inédito en estas elecciones presidenciales, las segundas en cinco meses en Venezuela.
«Lo cierto es que los principales haberes del llamado socialismo del siglo XXI, que eran el carisma formidable de Chávez y la disposición casi infinita de recursos, ya no están presentes», afirmó Aveledo.
Desde el pasado diciembre, cuando Chávez, que acababa de ser reelegido como presidente, escogió a Maduro como su heredero si la enfermedad le impedía regresar a la escena política, la MUD asegura estar en «pleno descubrimiento» del hoy candidato.
«¿Puede Nicolás Maduro llevar a las mesas electorales la misma cantidad de gente que Chávez llevó? Es una incógnita. ¿Podremos llevar nosotros la misma gente que llevamos sin el aliciente de vencer a Chávez? Es otra incógnita», resumió.
Para Aveledo, los sondeos, que dan más de 10 puntos de ventaja a Maduro, son poco fiables dada la situación atípica y la velocidad de los acontecimientos: entre la muerte de Chávez, el anuncio de elecciones, la presentación de candidatos y la celebración de los comicios pasarán 40 días.
«No hay cómo hacer en este momento una fotografía nítida y precisa de las intenciones de voto», aseguró.
La gran pregunta, para Aveledo, es más bien «cuánto tiempo va a tardar el pueblo chavista en darse cuenta de algo que intuye y que el gobierno ya sabe: que Maduro no es Chávez».
El coordinador de la MUD, considerado el arquitecto de la unidad de la oposición, denunció además la «clara ventaja» de la que disfruta el gobierno en esta campaña que comienza oficialmente el 2 de abril y señaló directamente al Consejo Nacional Electoral (CNE, órgano rector) por permitirlo y censurar parte de las actividades que no están vinculadas al progobierno.
Además, lamentó la «agresividad» que se siente en este momento político que vive Venezuela tras la muerte de Chávez.
«Maduro quiere afirmar su autoridad porque fue escogido por el difunto presidente, que lo ungió, y siente que debe tomar una actitud agresiva para ser visto como un líder fuerte», declaró.
En las elecciones presidenciales de octubre de 2012, Capriles consiguió 44% de los votos, frente al 55% logrado por Chávez. La derrota de la oposición provocó su estrepitoso fracaso posterior en las elecciones regionales, en las que el chavismo obtuvo 20 sobre 23 estados en liza.
Tras este batacazo, la MUD, un mosaico de diversas formaciones políticas fusionadas por una razón electoral pero que mantienen profundas divergencias internas, inició una revisión «muy autocrítica» pero consiguió mantenerse y reelegir a Capriles como candidato para el 14 de abril.
«Con la MUD pasa como con los edificios preparados para soportar terremotos, que se mueven pero no se caen», comparó Aveledo.
«Tenemos que trabajar muy duro y sabemos hacia dónde tenemos que apuntar con mucha claridad: hay que lograr que nuestra gente vaya a votar y que una parte de la gente que apoyó a Chávez no vote. Eso es y en eso estamos», concluyó.