#Opinión: Se busca a Hermann Garmendia. Por: Ramón Querales

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Caminito que un día
Se busca a Hermann Garmendia

Por Ramón Querales
Cronista del Municipio Iribarren

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Don Hermann Garmendia nació en Barquisimeto el 7 de junio de 1917.
Periodista, escritor, historiador, humorista, crítico de arte. Escribió muchas páginas sobre poesía, música, teatro, pintura, danza, cine, filosofía, historia.
Profundizó en la sabiduría que dimana del pueblo y fue también acucioso folklorista: como tal nos entregó ricas páginas sobre las costumbres y usos del pueblo larense en crónicas salpicadas de buen humor y decir elegante. Amaba la escritura llana mediante la cual expresaba su apasionado deseo de llegar a las más amplias capas de la población para entregarles los vastos conocimientos que poseía tomados de los libros y experimentados en la realidad de su propio vivir. (RE)VISIÓN, 1995, p.105).
Su muerte, desempeñándose como el cuarto cronista oficial de Barquisimeto, el 24 de mayo de 1990, causó hondo pesar en buena parte del conglomerado intelectual, político y popular del estado Lara, pues no en balde durante varias décadas de activo, sagaz y profesional ejercicio del periodismo, en órganos locales y nacionales, había incursionado en la vida cotidiana de la ciudad, en los eventos más significativos de su quehacer cultural, acerca de los grupos e individuos que lo impulsaban y promovían, valorando en sus exactas dimensiones la calidad o pertinencia de cada expresión individual o colectiva. Sus columnas periodísticas, especialmente “El Camino y el Espejo”, espacio de necesaria consulta diaria con la cual constituyó, para la comunidad de sus lectores, es una fuente inestimable y culta de información y aprendizaje.
Se alargaría en demasía esta columna con la lista de los órganos periódicos donde publicó sus trabajos como redactor, director, colaborador, columnista, pero ello dice a plenitud de la intensidad y extensión de su labor periodística en la cual sus opiniones y críticas, resaltan por su alta calidad y pensamiento creador pero es obligatorio destacar que en EL IMPULSO y luego en El Informador fue donde más tiempo colaboró con su columna El Camino y El Espejo y en el segundo de estos diarios, además, los lunes de cada semana, publicaba la Reseña de la Añoranza que era un polifacético reportaje fotográfico de la vida y milagro de la ciudad de todos los tiempos.
Otra faceta de su labor intelectual la constituye la que desempeñó como cronista.
Los cronistas oficiales de ciudades eran valiosas personas a quienes los municipios rendían homenaje en vida, designándolos como tales con carácter honorífico, en algunos pocos casos con gastos de representación para asistir a ciertos eventos propios de su gestión.
Hermann Garmendia fue el cuarto cronista oficial de Barquisimeto cargo que desempeñó entre 1967 y 1990, lapso durante el cual desarrolló una labor altamente meritoria, especialmente si se considera que para ejercerla no contó con los recursos presupuestarios, técnicos ni de personal a su cargo, tan necesarios en esta misión de investigar los procesos históricos y difundir los resultados obtenidos; sólo su gestión particular cerca de amigos generosos e influyentes vencieron estas duras circunstancias, logrando el patrocino necesario para la publicación de varias obras que a continuación se nombra en orden cronológico: Sociología pintoresca de Barquisimeto, 1969; Crónica de Barquisimeto : El asesinato del gobernador, 1970; Para la historia del Central Rio Turbio, 1970; Ámbito histórico de Santa Rosa, 1971; Barquisimeto en sus primeros tiempos, 1972; Así nació Barquisimeto, 1980; Cuando el conquistador Juan de Villegas, 1981, de los cuales solamente los dos primeros, folletos de no más de 38 páginas cada uno, fueron patrocinados por el Concejo Municipal de Iribarren.
En razón de la profunda y extensa simpatía adquirida por Garmendia luego de su muerte se designaron con su nombre un Congreso de Literatura, una escuela en el Municipio Planas, un premio de periodismo y una avenida en el noroeste de la ciudad en la cual, con patrocinio de la Universidad Fermín Toro, se colocó un busto cuya semejanza con el homenajeado era bastante escasa pero así y todo fue una bonita manera de eternizar su memoria en un lugar de la ciudad.
Un día el vandalismo actuó y con la malévola eficacia de su acción el rostro del cronista fue desfigurado al despojarlo de su fosa nasal. Allí permanecía el desnarigado busto sin que en el largo tiempo que así estuvo, algún órgano competente del Municipio se interesara en reparar el infame daño, hasta que otro día el busto desapareció y luego de muchos meses no ha regresado a su pedestal.
La Constitución Bolivariana de 1999 en su artículo 99 establece lo siguiente:
“El Estado garantizará la protección y preservación, enriquecimiento, conservación y restauración del patrimonio cultural, tangible e intangible, y la memoria histórica de la Nación” y el mismo artículo advierte que “La ley establecerá las penas y sanciones para los daños causados a estos bienes”.
No por temor a una hipotética sanción, sino por simple sensibilidad ciudadana, cariño a la ciudad, eficacia en la acción administrativa, la autoridad u organismo al que corresponda, debería en el menor tiempo posible ocuparse de este asunto y vindicar la memoria del cuarto Cronista Oficial de Barquisimeto, 1967-1990, y restituir a su pedestal, completamente restaurado, el busto de don Hermann Garmendia.
Es justicia.

caminitoqueundí[email protected]
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RQ/ Francis. caminito 2013.

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