Impunidad
Impunidad viene del latín impunitas, que significa falta de castigo. El castigo está contemplado en las leyes bajo el término de sanción. Al referirse el diccionario a «falta de castigo» deja entrever que no se aplica donde y cuando se debe imponer. De eso se trata la impunidad.
En nuestra historia republicana la impunidad se repite constantemente. Empezamos muy bien, cuando se fusiló a Manuel Piar, aunque no ha debido ser, sino condenarlo a cadena perpetua; pero con mucho dolor hubo que sentenciarlo con la pena de muerte, obedeciendo al tribunal de su causa, por el bien de la naciente República. Más tarde, nuestro máximo Jefe, por ahogar una guerra civil, perdonó al General Páez y luego al General Santander, cuya acción delictiva provoco varios asesinatos.
Es insólito que José Tadeo Monagas haya sido por cuarta vez Presidente de la República y no lo fue más porque murió. El primer tercio del siglo XX, lo ocupan las dictaduras de Castro y Gómez y más tarde la de Pérez Jiménez. En el resto del siglo, la corrupción se fue haciendo dueña de la impunidad; no obstante en 1993, se castigó a Carlos Andrés Pérez. En lo que va de este siglo, es tal la impunidad que no es fácil precisar lo que será de nuestro país si no se frena.
Es por eso que en nuestro Edo. Lara, surge el Comité de Víctimas Contra la Impunidad (Covicil) que con horror observa que mientras más se combate, aparecen nuevos casos. Covivil, sin hacer caso de amenazas, ha seguido vociferando todas las violaciones que vienen azotando a la entidad y al país, muchas de las cuales están plasmadas en el libro Impunidad y Poder, de reciente publicación al final del año pasado, cuya veracidad hace fácil cualquier investigación al respecto, lo que ha dado por resultado que el libro ya se conozca en toda Venezuela y allá transcendido nuestras fronteras.
La delincuencia desbordada, el narcotráfico que está de lleno en las altas esferas del Gobierno, el Parlamento y el Poder Judicial, el crimen que no respeta y las violaciones de todo tipo, han de continuar denunciándose sin callar nada, porque si no hablamos, estamos contribuyendo al caos que nos agobia. Avergüenza hoy referirse a lo aguerrido de nuestros héroes, por no estar siguiendo el ejemplo que nos dieron y defender como ellos la patria, que se nos está yendo de las manos. De alguna manera todos tenemos que contribuir a la paz de nuestra nación.
Es entonces oportuno lanzar un ¡hurra! a Covicil y su reciente publicación Impunidad y Poder e invitarlos a no desmayar y con ellos, unámonos y fortifiquemos nuestras acciones contra la impunidad. Bien está en nuestro Himno Nacional y lo expreso nuestro Libertador: “En la unión esta la fuerza” y la fuerza somos todos. ¡Adelante y a triunfar!.