Cualquier extranjero que con la curiosidad u ocio del caso se asome a las noticias para enterarse de lo que ocurre en Venezuela actualmente, quizá llegue a la siguiente conclusión: “Luego de la muerte del Presidente Chávez, el VicePresidente Nicolás Maduro ha asumido como presidente encargado, y el CNE ha establecido el 14 de abril como fecha de la nueva elección presidencial, en la cual Maduro se enfrentará a Henrique Capriles, candidato de la oposición”. Pero para quien ha sido testigo del proceso de erosión institucional y construcción de un Estado-Partido a la medida del apetito de control y poder de Chávez, entiende que la Constitución es ya un comodín flexible, una referencia vaga y acomodaticia que sólo se interpreta a conveniencia del Gobierno.Asi, Henrique Capriles tiene hoy dos contrincantes: a Nicolás Maduro por un lado, y por el otro a todo el poder de una estructura institucional colonizada por una élite que la ha blindado de tal manera, que cualquier acción crítica o de disidencia pareciera destinada a reducirse y extinguirse cada día más, por la fuerza del ventajismo o la persecución judicial.
Se agrega ahora a ese gigantesco amasijo de instituciones, entidades, organismos y sobre todo de recursos al servicio de una “revolución”, el desesperado y apremiante intento por darle forma y contenido religioso a la figura de Hugo Chávez. Porque he allí el detalle: no importa que nada sirva, no importa ya si nada funciona en esta Tierra de Gracia. Se trata de “creer” con fervor y con fe que las cosas “si” funcionan, tal cual reza el dogma y la catequesis socialista. Y quien diga lo contrario, o está confundido, o debe ser “exorcizado” para sacarle algún demonio democrático, alguna maléfica “posesión” disidente. Ya lo dijo Maduro. Ellos son los Apóstoles de Chávez, el gran redentor de los pobres del planeta. Pero alguien sabe… ¿Cuándo fue la última cena?
Al final el abuso es el combustible interminable de esta locomotora sin freno que hoy gobierna cívica y militarmente al país.
En esta campaña Maduro, al igual que su antecesor, no dejará de hacer cadenas. No debatirá. Ya le instaló una gobernación paralela a Capriles en Miranda con Jaua a la cabeza (¿Y la Cancillería?) La pregunta surge y es inevitable. ¿Puede Venezuela seguir gobernada por quienes en 14 años han despilfarrado los recursos de la mayor bonanza petrolera vivida por el país? ¿Es hoy Venezuela luego de 14 años un país más seguro, más próspero, con más inversionistas de aquí y de afuera que vienen raudos a colocar sus capitales y empresas porque confían en las leyes y sienten que hay garantías para su inversión? ¿Tienen los jóvenes profesionales de nuestra nación más oportunidades para trabajar, crecer profesionalmente, tener un hogar, ofreciendo sus talentos libremente? ¿Estamos hoy a la par de la vanguardia social, económica y cultural de un mundo globalizado?
A Capriles le corresponde representar, movilizar y motivar a quienes aspiran a un cambio, y sienten que nuestra patria es hoy un país sin oportunidades, dividido, invadido silenciosamente por Cuba y con un Estado ya enemigo declarado de la empresa privada y el libre emprendimiento. A Maduro le toca demostrar que la herencia política de Chávez puede aún capitalizarse y ser mayoría en votos.
Capriles señala la ruina económica del país, la inflación, el paquetazo y este Neoliberalismo de Estado conjugado con una total incapacidad para generar bienestar por parte de la “revolución”. Maduro aspira a demostrar que a la mayoría de los venezolanos no le importa la economía, ni la escasez, ni la inseguridad ni el deterioro de los servicios, si tiene un Estado que controla, subsidia y garantiza una precaria y asistencialista microeconomía familiar, y que al contrario, está feliz de integrar esta cruzada mística-religiosa e idolátrica en torno a Chávez.
La viabilidad del nuevo esquema complementario dentro de Cadivi, anunciado por Maduro, dependerá de su operatividad, y sobre todo, de su lógica económica para satisfacer la demanda de un país importador.
A pesar de un ventajismo grotesco y descarado de Maduro y sus poderes, Capriles ha decidido luchar, dar la pelea. El reto no es fácil. Ha decidido decir la verdad, para enfrentar tanta mentira, tanta manipulación y ese es su principal arma, su principal activo moral y político.
Aquí no se trata sólo de temores o corajes que se reflejan en las urnas, o de decepciones que se esconden por presión o agradecimiento. El 14 de Abril de 2013 muchos elegirán entre un cambio y más ciudadanía, o más de lo mismo con exaltación e idolatría. Ese día elegiremos, sin duda, entre Voto, o culto.¿Ud. ya decidió?
#Opinión: Capitalismo Lunar ¿Voto o culto? Autor: Alexei Guerra Sotillo
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