Nuestro carácter es el primer elemento de nuestra imagen. La forma en que nos comportamos, tratamos y nos presentamos a los demás habla de nosotros.
No es la ropa, ni los zapatos, ni andar a la última moda el elemento principal de la imagen, es lo que llevas por dentro lo que te hace diferente.
Puede que esto te sorprenda y te estarás preguntando, ¿Qué relación hay entre la forma de ser de una persona (carácter) y la forma en que se proyecta a los demás (imagen)? Si no todo, tiene que ver mucho.
La forma en que nos comportamos y tratamos a los demás habla de nosotros; la manera en que nos presentamos ante los demás es nuestra tarjeta de presentación que dice “esta soy yo, y así me siento acerca de mí mismo”. Para ilustrarlo mejor, analicemos diferentes definiciones de lo que es el carácter y su relación con la imagen.
Tener carácter es ser fiel a un conjunto de principios que rigen nuestra vida. Estos principios quedan plasmados en la forma en que nos comportamos, vestimos.
Tener carácter es el arte de aprender a controlar nuestros estados emocionales y mantener la estabilidad de temperamento no de acuerdo a las circunstancias, sino a una forma de vida que yo misma cultivo día a día desde mi interior. Tener carácter es ejercitar nuestra propia voluntad. La que nos dice que soy que puede aprender a ser dueño de mí mismo. Por lo tanto, poseo la libertad interior de escoger una forma habitual de comportamiento con alegría y dignidad.
Constantemente estamos hablando con nuestro rostro. La forma en que miramos a los demás, sonreímos, saludamos, caminamos, respondemos. Todo esto es la manifestación pura de nuestra forma de ser.
Antes de preocuparte por la ropa que te pones, el peso, el cabello, las uñas y el maquillaje. Preocúpate por adquirir un carácter estable y armonioso de manera que el arreglo personal sirva únicamente para embellecer el magnetismo y aplomo que proviene de tu interior. Cuántas cabezas voltearán, ya que estás consiente, sabes que la elegancia es interna.