El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo el miércoles al comienzo de su primera visita oficial a Israel que el compromiso de su país con la seguridad del Estado judío era una roca sólida.
“Veo esta visita como una oportunidad para reafirmar el vínculo inquebrantable entre nuestras naciones, para reafirmar el compromiso inquebrantable de Estados Unidos con la seguridad de Israel y para hablarle directamente al pueblo de Israel y a sus vecinos”, dijo Obama en una ceremonia de bienvenida en el aeropuerto de Tel Aviv. “Nuestra alianza es eterna, es para siempre”, agregó.
Obama llegó a Israel en medio de profundas dudas en algunos sectores de ese país sobre su compromiso para evitar que Irán posea armas nucleares.
En su primera visita oficial a la zona desde que es presidente, Obama espera reiniciar sus relaciones tanto con israelíes como con palestinos en una estancia de tres días que estará llena de simbolismos, pero baja en expectativas.
Se reunirá con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, celebrará un encuentro aparte en la Cisjordania ocupada con el presidente palestino, Mahmoud Abbas, y se dirigirá a los israelíes escépticos con un discurso ante los estudiantes.
Responsables estadounidenses han dicho que intentará persuadir a palestinos e israelíes para que vuelvan a sentarse a hablar. Además, tratará de tranquilizar a Netanyahu, asegurándole que está comprometido con que Irán no consiga la bomba atómica, y abordará modos de contener la guerra civil en Siria.
Sin embargo, la Casa Blanca ha minimizado deliberadamente las esperanzas de cualquier avance importante, un cambio respecto al primer mandato de Obama, cuando sus asesores dijeron que solo visitaría el Estado judío si hubiera algo concreto que conseguir.
Los trabajadores han puesto cientos de banderas estadounidenses e israelíes en farolas y postes por todo Jerusalén, al igual que pancartas que presumen de una “alianza irrompible”, pero la aparente falta de cualquier maniobra política ha dejado pasmados a muchos diplomáticos y analistas.
“Esta a mí me parece una visita mal programada y mal concebida”, declaró Gidi Grinstein, presidente del centro de estudios de Tel Aviv Reut Institute.
“Sobre la situación iraní, Israel y Estados Unidos no parecen tener nada nuevo que decirse. Sobre Siria, los americanos no tienen una perspectiva clara y sobre los palestinos están dando un paso atrás y quitándose de en medio”, agregó.
Tanto Obama como Netanyahu están comenzando nuevos mandatos, por lo que tendrán que tener en cuenta que deberán trabajar juntos en cuestiones volátiles durante unos años y tratarán de evitar las diferencias públicas mostradas en otras ocasiones.
Pocas horas antes de la llegada de Obama, Netanyahu recibió una invitación del presidente ruso, Vladimir Putin, para visitar Moscú, dijo un responsable israelí, aunque no especificó una fecha. Abbas ya estuvo en la capital rusa la semana pasada.