Cerca de la entrada de la feria nacional del libro en Venezuela, los visitantes son recibidos por una imagen del difunto Hugo Chávez con una lata de pintura en una mano y una brocha en la otra, acompañada por un mensaje de color rojo brillante que ha sido garabateado en muros de todo el país: “Yo estaré en la lucha”.
A juzgar por los afiches, historietas y pilas de libros en los que Chávez es el protagonista en la feria, el histórico líder ya está cumpliendo esas palabras dos semanas después de que murió de cáncer.
Se acercan los comicios del 14 de abril para reemplazar a Chávez y el gobierno impulsa la candidatura de Nicolás Maduro _a quien él eligió como su sucesor_, insertando al presidente muerto en todos los rincones de la vida diaria. Eso incluye la vida cultural del país, y la feria anual del libro se ha convertido en el ejemplo más reciente de la estrategia gubernamental.
“Si todos somos Chávez, debemos ser lectores y promover ese afecto íntimo que Chávez tenía por la lectura”, afirmó Maduro al inaugurar la feria en los patios frente al teatro Teresa Carreño.
En una tarde reciente se pudo constatar la notoria ausencia en la feria del libro de las obras del novelista peruano Mario Vargas Llosa y las del columnista Andrés Oppenheimer. En lugar de ello, empleados públicos difundían panfletos con el último discurso televisado de Chávez y afiches de él cuando aún gozaba de buena salud, en los que aparece vestido con un traje negro y la banda presidencial de color rojo, amarillo y azul.
El político opositor Julio Castellanos criticó al gobierno por utilizar las instituciones del estado y eventos culturales como la feria para promover la agenda política del partido gobernante. Los partidos que respaldan al candidato opositor Henrique Capriles, dijo, han presentado sus quejas ante el Consejo Nacional Electoral, encargado de asegurarse de que las elecciones sean imparciales. Sin embargo, esa es la misma comisión que organizó un enorme mitin para promover a Maduro la semana pasada.
“Nuestras quejas son con relación a la prohibición de que los empleados públicos e instituciones realicen actividades de propaganda, que constituyen una forma burda de oportunismo político, han caído en oídos sordos”, afirmó Castellanos.
Chávez era un lector voraz. Con frecuencia tenía varios libros a su lado durante discursos televisados y leía pasajes a la audiencia.
Sin embargo, los venezolanos han mostrado poca inclinación literaria. Un panel de información en la feria indicó que el ciudadano promedio lee apenas dos libros al año. En lugar de ello, los venezolanos prefieren las telenovelas.
De ahí la pregunta: ¿cuántos visitantes a la feria del libro realmente leerán el “Manifiesto comunista” de Marx y Engels o “¿Habrá paz en Colombia?”, una compilación de entrevistas a Timoleón Jiménez, comandante del mayor grupo rebelde colombiano, que se venden a precios de descuento?
Christhian Valles, presidenta de una institución estatal que promueve el hábito de la lectura y ayudó a organizar la feria, dijo que el evento había cumplido su misión al recibir más de 100.000 visitantes en 11 días.
“Estamos en el camino correcto: la promoción de la lectura”, afirmó en un comunicado. “Y nuestro principal promotor es y siempre será el presidente Hugo Chávez”.