Las instituciones de educación privada que hacen vida en la región y el país enfrentan grandes retos desde el año 2005, cuando el Ejecutivo nacional decidió fijar el porcentaje de incremento anual para las mensualidades. Tal situación ha originado una crisis presupuestaria en los planteles que se acrecentó al término del año escolar pasado, cuando el Gobierno fijó un aumento del 10% para la matrícula del año escolar 2012- 2013.
La cifra fue considerada insuficiente por parte de las distintas asociaciones del sector y en vista de los problemas deficitarios que trajo consigo, las instituciones se ven en la obligación de organizarse para analizar sus presupuestos de forma objetiva y presentar un informe ante la Superintendencia Nacional de Costos y Precios, de cara al próximo año escolar en virtud de la inflación y el aumento de la Unidad Tributaria.
Erlinda Frías de Hartliep, presidenta de la Asociación Larense de Educación Privada (Alep), destacó que en la actualidad son varios los problemas que deben enfrentar: la alta demanda de cupos, los presupuestos escolares y la pérdida de clases por diferentes factores.
La carencia de cupos se presenta desde hace unos cuatro o cinco años y viene dada por el incremento de los Centros de Educación Inicial y el estancamiento de la creación de nuevos colegios.
“Existen muchos preescolares y pocos colegios que ofrezcan educación primaria y secundaria. Por ende, hay una especie de embudo para los niños que egresan de los preescolares, dado a que sus padres buscan la continuidad de sus estudios en planteles privados reconocidos que ofrecen calidad, excelencia y continuidad en el cumplimiento de horarios, el cuidado y la supervisión”.
El tema presupuestario, por su parte, representa el principal dolor de cabeza dada la cercanía del ajuste anual del salario mínimo que representa un crecimiento importante en los recursos que deben ser destinados para el pago del personal docente, administrativo y obrero, sus seguros médicos y el bono de alimentación.
“Cada colegio privado ofrece una serie de beneficios a su personal que no se puede eliminar porque son derechos de los trabajadores”.
Otro gasto relevante para los colegios vienen dados por el pago de los servicios básicos: agua, luz, teléfono y aseo urbano. Los altos precios también inciden en la reposición de equipos y materiales de oficina (papelería y tinta para las impresoras, computadoras de los laboratorios, entre otros), que sin duda se ve mermada.
En Lara, los miembros y no miembros de Alep se reunirán después de Semana Santa, junto con los contadores, a fin de realizar una proyecto presupuestaria para el próximo año escolar, que incluya las necesidades.
Hasta la fecha, los colegios privados han logrado sobrevivir gracias al apoyo incondicional de los padres y representantes que, año tras año, trabajan para garantizar la calidad educativa de sus hijos.
Fotos: Daniel Arrieta/Archivo
