El flamenco es un lenguaje trascendental donde el baile encuentra su morada.
Al compás del mágico ¡ole! alrededor de 200 alumnas del Ballet Sacromonte conmemoraron el 58 aniversario de la institución emblema.
Duende y Tronío se bautizó el espectáculo de fuerza y pasión. El Teatro Juares acogió esta fiesta de movimientos que, sin distinguir fronteras, sedujo a los espectadores.
Bajo la dirección de Leticia López, Mary Trini López y Karla Tovar las bailaoras agitaron las tablas en par de funciones magistrales.
Castañuelas y abanicos se elevaron entre ritmos del regio flamenco, un arte con la elegancia como norte y el gesto como mensaje.
La fiesta flamenca de sevillanas, fandangos y alegrías inició el primer acto de la noche, el pasado sábado. Acurrucaditos, Perdonáme Luna, Si digo Cadiz y Omaro eran las composiciones que interpretaban las alumnas del Ballet Sacromonte.
Las más pequeñas de la academia se pasearon por tangos, tanguillos y jaleos extremeños de ensueño. Trajes multicolor se ondeaban al son de cada obra musical.
Más de 10 piezas se convirtieron en pasos dancísticos con distintos grupos infantiles que han crecido en el seno de la institución.
Entre las muestras, tres solistas se alternaron para brillar con pasión sobre el escenario. Ellas invocaron la magia flamenca.
Regalo coreográfico
En la segunda parte de Duende y Tronío las adultas protagonizaron cada una de las coreografías dispuestas para esa noche.
Zapateos por tango, fandango por bulería, coplería y otros ritmos fueron parte de la clausura.
Con Tronío culminó la ovacionada puesta en escena. Comprendió las piezas Huellas, Luna y media, Serafino, Ruiseñora y En el agua.
Con vítores y aplausos la multitud valoró esta muestra flamenca que recordó el encanto gitano y andaluz.
Los barquisimetanos apreciaron un montaje que homenajeó el flamenco, Patrimonio Cultural de la Humanidad segun la Unesco que no distingue etnia o religión por su mensaje universal.