La música tejió lazos de hermandad entre dos emblemas de la región.
Por primera ocasión, la Orquesta de Cámara de la UCLA compartió en el escenario con la Banda de Conciertos del estado Lara.
El Auditorio de la Flor de Venezuela recibió esta propuesta sin precedentes que configuró un repertorio inspirador marcado por la unión de cuerdas y vientos- metal.
El maestro Antonio Giménez, titular de la Orquesta de Cámara de la UCLA, orientó con su batuta a la fila de músicos.
El corto y plácido poema sinfónico Pastoral de verano, del compositor Arthur Honegger, anunció el inicio del espectáculo.
De Mozart se interpretó el Concierto para fagot y orquesta. El fagotista César Pérez se sumó al festín como solista.
Tres movimientos conquistaron al público.
Trágica, sinfonía en Do menor del austríaco Franz Schubert, fue la última pieza que se ejecutó.
Violines, violas, violoncellos, contrabajos, flautas, clarinetes, oboes, trompetas, cornos y fagotes desbordaron toda su fuerza sonora.