En la oposición venezolana existen no sólo diferentes corrientes y candidaturas presidenciales, sino también son varias las estrategias en las que se mueve simultáneamente. En la coyuntura actual, por la vía de los hechos, parece haberse impuesto la política que apunta a la salida inmediata de Chávez de la presidencia y a precipitar la convocatoria a elecciones. Una suerte de remake de la equivocada consigna “Chávez vete ya”, a la que se le añadiría en esta oportunidad, entre paréntesis, la coletilla “por motivo de enfermedad”. Ese es el significado de la exigencia “digan la verdad”, que es planteada diariamente por el liderazgo opositor.
Durante las últimas semanas el mensaje de la oposición se ha centrado en intentar demostrar que la vida del presidente ha llegado a su fin o que está más enfermo de lo que dicen las informaciones oficiales, y que, en consecuencia, no debe ni puede ejercer sus funciones. Como “prueba” de estas afirmaciones se indica que no ha podido juramentarse ni ha realizado una alocución por los medios de comunicación. Juristas y médicos ocupan la escena para justificar la posición política asumida.
Se insiste de manera permanente, desde diferentes vocerías partidistas y ONGs, en que “hay un vacío de poder”, en vista del cual el Presidente debería renunciar a la titularidad del cargo para el que fue electo o la Asamblea declarar ya la vacante absoluta. El respaldo que le han dado los dirigentes de los partidos políticos al grupo de estudiantes apostados frente a la Dirección Ejecutiva de la Magistratura es una muestra de cómo esta línea errada se ha venido imponiendo.
Ahora bien, ¿es correcto que la oposición se plantee como objetivo la salida inmediata de Chávez de su cargo? ¿Le conviene a la oposición, para ampliar su influencia y conquistar votos de la periferia chavista, plantear que Chávez dimita de manera urgente? ¿Contribuye esta estrategia a incrementar el número de adherentes a la Mesa de la Unidad? ¿Corresponden los argumentos zahirientes que se utilizan a una política de amplitud, diálogo y tolerancia? ¿Acaso la costumbre entre los venezolanos no es esperar, si una persona está enferma, a que se recupere y darle su tiempo y privacidad?
La realidad es que el apresuramiento y el acoso pueden ser más bien contraproducentes. Es difícil pensar que, con la estrategia adoptada, la oposición haya avanzado en lo que va de año. A pesar de los problemas económicos del país, tampoco puede decirse que los que apuntan a una política de ruptura o de “primavera árabe” hayan creado las condiciones para un desalojo forzado del chavismo del poder. No hay una situación de ingobernabilidad y la estabilidad de las instituciones luce bastante sólida, a pesar del peso psicológico que representa, en cualquier parte del mundo, que el Jefe de Estado se encuentre hospitalizado. El apresuramiento y el acoso pueden ser percibidos como una actitud desalmada. La línea “Chávez vete ya”, no tiene sentido y representa un nuevo error en el que incurre la dirigencia opositora. Del apuro sólo queda el cansancio.
#Opinión: Oposición: Otra vez, el mismo error Autor: Leopoldo Puchi
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