Julio Gallardo, un dirigente obrero de extensa trayectoria en el país, especialmente en la región larense, celebra en estos días sus 80 años de existencia y unos 60 defendiendo los intereses de los trabajadores.
-Estoy ya retirado, pero no inactivo – asegura- todavía me consultan sobre temas que tienen que ver con los derechos fundamentales de la clase obrera.
Gallardo nació en San Fernando de Apure y a partir de allí ha podido conocer a todo el país después que se incorporara desde muy joven al desarrollo de una actividad que le ha producido muchas satisfacciones, pero también, como suele suceder, decepciones que, sin embargo, no le han quitado el entusiasmo ni la fortaleza que identificó siempre sus luchas.
Aunque está parcialmente en la época del merecido descanso, Julio Gallardo, o el Líder, como suelen decirle todos quienes lo conocen, no se muestra indiferente ante los sucesos políticos que conmueven desde diferentes ángulos a este país y lo expresa con esa vehemencia que siempre lo caracterizó.
A la vera de un humeante café, el líder repasa con muy buena memoria una vida plena de sobresaltos en la idea de consolidar sus sueños que comenzaron muy cerca del Arauca vibrador, del Apure de Gallegos, tierra de hombres recios y honestos-
-Tuve una infancia feliz, sin mucha abundancia, pero feliz y mis estudios de la secundaria llegaron hasta el tercer año de bachillerato porque eso era lo que había en esa época. Fue entonces cuando viajé a Caracas y me pude inscribir en la Escuela de Contaduría. Ya con mi título en las manos conseguí trabajo en la sucursal del City Bank y desde allí, digo yo, comenzó mi actividad sindical como miembro de un comité interno creado en la empresa.
“En plena dictadura me afilié a la clandestina Junta Patriótica y al Comité Sindical Unificado que luchaban por derrocar al régimen de Marcos Pérez Jiménez. Los dirigentes de la Junta decidieron que mi trabajo se desarrollaría en la zona de Antímano. Era el encargado de distribuir los panfletos y otras publicaciones elaboradas por la clandestinidad. Los sicarios de la Seguridad Nacional nunca supieron que aquel muchacho de Apure era el que tenía revolucionado el barrio”
No hace mucho esfuerzo Julio Gallardo para recordar su ingreso al mundo sindical. – “Con esa experiencia en el trabajo político tuve la oportunidad de conocer a la dirigencia nacional de la central obrera, José González Navarro, Augusto Malavé Villalba, Eloy Torres, Ramón Quijada, Andrés Hernández Vásquez, Andrés Algelvis Prato, Rodolfo Quintero y otros connatados líderes quienes fueron los que me ayudaron a formarme como dirigente obrero.
¿Cómo se forma un líder obrero?
-Hay que tener en primer término conciencia social para entender con suficiente claridad la importancia que tienen los trabajadores en el proceso de desarrollo de los países. Y formarse una cultura general en todo lo que tiene que ver con la sociedad civil, estamos hablando de política, de economía, de tecnología, etc. Tiene que ser honesto consigo mismo para tener la fuerza moral cuando se defienden causas sagradas como los intereses de los más débiles. Para mí fue una lección aprendida
¿Cuándo llega a Barquisimeto?
-Eso fue hasta cómico. La dirigencia de la Confederación de Trabajadores de Venezuela estaba urgida de jóvenes para formarlos como dirigentes sindicales y en eseproceso de reclutamiento me enviaron a Barquisimeto, una ciudad totalmente desconocida para mí. Al llegar me encaminé hasta la Casa Sindical y solicité hablar con el presidente de Fetralara, José Manuel García, quien me “devolvió” alegando que no necesitaba importados. Al regresar hablé con Algelvis Prato y regresé a Barquisimeto, una ciudad donde me hice “barquisimetido”.
En la capital larense, Julio Gallardo ha desarrollado una intensa actividad sindical hasta llegar a ocupar la presidencia de la Federación de Trabajadores del Estado, Fetralara y miembro de varios directorios de organizaciones públicas como Corpoccidente. Gestionó ante la Presidencia de la República la instalación de importantes empresas que generaron en la época muchos empleos.
-El sindicalismo – aplica el líder- tiene la obligación de producir acuerdos donde el trabajador y el empresario formen un binomio, donde se beneficien mutuamente, sin ventajas ni artimañas. Esa sociedad permitirá el progreso y el desarrollo y una paz laboral duradera.
¿Ha desaparecido en Venezuela ese sindicalismo?
-La llamada revolución socialista ha acabado con casi todo, entre ellos las organizaciones sindicales, las que no han desaparecido forman parte del partido de gobierno. Aquí no se respetaron más las contrataciones colectivas. ¿Sabes qué? –se pregunta- Hoy los trabajadores venezolanos no tienen quién los defienda. El Estado quiere arroparlo todo.
Gallardo no pierde la esperanza de que este país recobre la normalidad en un futuro no muy lejano para que las instituciones sean las que dicten las pautas del buen vivir entre los ciudadanos.
La democracia plena y la revolución tecnológica y científica abren muchas perspectivas a los retos de la naturaleza y son un impulso para el esfuerzo de crear un estado social de respeto y colaboración entre los seres humanos.
La clase obrera no debe ser excluida de los beneficios que esos movimientos producen
Julio Gallardo asegura a que a sus 80 años todavía tiene suficientes fuerzas para ser una persona útil al país donde nació.
