Un joven fue asesinado de dos balazos la noche del viernes, frente a un establecimiento de comida rápida ubicado en el barrio Cerritos Blancos, al oeste de esta ciudad.
El infortunado fue identificado como Pitter José Jiménez, de 21 años, trabajador informal, con residencia en el barrio José Félix Ribas.
Ocurrió el suceso en la vereda 21, entre las calles 3 y 4, aproximadamente a las diez de la noche cuando ya el establecimiento iba a ser cerrado y el sector, prácticamente, se encontraba desierto.
Según la versión extxraoficial del hecho, Jiménez, quien vestía una camisa morada y unas bermudas verdes, calzado con una chancletas, descendió de la moto que conducía para comprar dos pepitos.
Como parrillera le acompañaba una joven, al parecer de la misma edad, quien después que el muchacho había hecho el pedido, dialogaba animadamente.
En ese mismo instante llegó otro parroquiano para también pedir una comida para llevar.
Sorpresivamente apareció el malhechor, quien se colocó detrás de Jiménez y sin pronunciar palabra, accionó en dos ocasiones el gatillo de un revólver.
El agredido recibió un impacto de bala en la región occipital y cuando se desplomaba, otro en la espalda.
El asesino, quien al parecer estaba acechando a su víctima, luego de ver caer a ésta, emprendió veloz carrera y desapareció.
Sin embargo, las autoridades policiales lograron obtener la versión de una persona que vio al tipo corriendo y dijo que éste llevaba un suéter negro y un pantalón de gabardina.
Una vez que el muchacho cayó en la acera, frente al establecimiento que está enrrejado, su acompañante comenzó a llorar y pedir auxilio a los vecinos.
Pero nadie quería salir de las casas vecinas y los empleados del negocio se habían tirado al suelo al escuchar el ruido de las detonaciones.
Poco después llegaron los familiares del occiso, presumiéndose que la muchacha hizo una llamada desde su celular para dar a conocer la infausta noticia.
A los ruegos de la joven, cuya identidad no fue precisada, se detuvo el conductor de una camioneta Toyota que logró colocar al cuerpo de Jiménez y lo trasladó a la morgue del hospital central universitario Antonio María Pineda.
Se logró saber que el fallecido generalmente cada semana acudía al establecimiento con la muchacha, supuestamente, su novia, para comprar comida ligera y llevársela.
Una vecina del sector manifestó su preocupación por la falta de patrullaje por el sector
Yo estaba viendo la novela y escuché los tiros, comentó. Pero, el muchacho estaba tirado y nadie se atrevía a salir porque el peligro acecha a cada instante y cualquier testigo corre riesgo, expresó la mujer que dijo llamarse Juana.
Murió un trabajador
Orlando Feliciano Véliz Linárez, de 23 años, quien estaba residenciado en la calle 16, entre 25 y 26, del sector San José, de Yaritagua, que había sido atacado a tiros el pasado 17 de febrero, murió ayer a las cinco de la mañana en el hospital central universitario Antonio María Pineda, donde se encontraba recluido desde esa fecha.
Este era trabajador de Lácteos Los Andes en Cabudare, donde había laborado durante un año como contratado y tenía tres meses fijo.
Era el mayor de tres hermanos, según dio a conocer su prima, Miletza Linárez, cuando ayer esperaba junto a otros familiares la entrega del cadáver en la morgue.
Ese 17 de febrero, a las 7 de la noche, se encontraba en el sector Los Mangos de Yaritagua, a donde había ido a visitar unos amigos, utilizando para su desplazamiento una moto.
Cuando ya se dirigía a su residencia fue interceptado por dos hampones que andaban en una moto y lo encañonaron para quitarle su máquina.
Al oponer resistencia al robo le dispararon y uno de ellos se apoderó del vehículo, dejándolo tirado y sangrante.