En los momentos críticos que vive el país resulta imprescindible tratar de reconciliar a los venezolanos, incluyendo a los chavistas no comprometidos con crímenes de lesa humanidad; después de 14 años de políticas equivocadas por parte del gobierno que no han podido superar el alto costo de la vida, ni reducir la inseguridad, la oposición tiene la ventaja de un candidato presidencial, Henrique Capriles Radonski, que obtuvo 6.700.00 votos frente a Hugo Chávez, y le toca ahora enfrentar y derrotar a Nicolás Maduro, quien aspira heredar los votos del fallecido Presidente Chávez
Los demócratas entendemos que no sólo se trata de un candidato que una a la mayoría de los ciudadanos que buscan la reconciliación y la paz que abra importantes perspectivas de progreso y bienestar de los sectores mayoritarios de la nación, sino también de un Presidente que restablezca el Estado de Derecho. De lo que se desprende que no estimulará ni permitirá que se cree un estado de persecución contra el chavismo que asuma democráticamente el ejercicio de la oposición.
El nuevo Jefe de Estado no puede ni debe actuar como juez, tal como lo ha expresado y reiterado el candidato Henrique Capriles Radonski en varios medios de comunicación. Y aunque los tribunales deben actuar con autonomía, ningún juez puede ni debe establecer una cacería de brujas contra quienes ejercieron funciones de gobierno con el Presidente Chávez. El país democrático está en su derecho de exigir que únicamente sean llevados a los tribunales de justicia aquellos funcionarios acusados o señalados como incursos en delitos como violación a los derechos humanos, el narcotráfico y todos aquellos que por decisión de las Naciones Unidas no prescriben.
El futuro Presidente de la República ha prometido garantizar la libertad de información a los ciudadanos que la ejerzan a través de los medios de comunicación social, al mismo nivel que la libertad de expresión del pensamiento de todos los venezolanos. La reconciliación sólo es posible si se ejecuta a plenitud el contenido de la Carta Magna, y no exclusivamente aquellos artículos que convienen a quienes gobiernan.
Capriles Radonski como candidato hoy y como Presidente después que asuma el poder, por su trayectoria democrática, debe despertar confianza entre los electores acerca de su capacidad para hacer cumplir la Constitución Nacional, de ser garante de los derechos de los ciudadanos.
En síntesis, hay que derrotar a Nicolás Maduro, porque su continuismo en Miraflores significaría para más de la mitad de población, que se profundizarían los odios entre los venezolanos y el país sería empujado a instaurar un régimen al estilo cubano, en el que la propiedad privada desaparecería y las empresas estatizadas se convertirían en lo que hoy se conoce como un espejo de la ruina económica, del desempleo, y como consecuencia, de una mayor pobreza. Las cárceles se llenarían de presos políticos, acusados de delitos comunes, sin prueba alguna, como el caso de Iván Simonovis y María de Lourdes Afiuni, condenados a morir en un calabozo, el primero, siendo inocente, para quienes lo vieron actuar el 11 de Abril del 2001, de los delitos que se le endilgan, y en su casa por cárcel la Juez presa de Chávez. La alta inflación continuaría eliminando lo que queda de la clase media y haciendo más pobres a los marginales, que a pesar de las ayudas que el gobierno les otorga,, seguirán en la miseria, sin cobrar quince y último y sin seguridad social. El triunfo de Maduro terminaría por liquidar la libertad de expresión y los medios pasarían a manos del Estado, como en la Cuba de los hermanos Castro, no obstante que el Presidente Raúl Castro ha comenzado a aplicar algunas reformas que contemplan mayores libertades económicas. Lo que significa a su vez, que no habría paz ni progreso, que sólo garantiza un Presidente, como Henrique Capriles Radonski, convencido firmemente de que solo la unidad y la reconciliación de los venezolanos puede abrir perspectivas de libertades públicas, de defensa de los Derechos Humanos, desarrollo económico y bienestar de la mayoría de la población.
En la época que vivimos, por lo menos en el mundo occidental, el respeto a los Derechos Humanos y a la democracia en general, evoluciona contra todo tipo de gobiernos personalistas, dictatoriales y de tendencia totalitaria como el que Hugo Chávez intentó imponer, con la complicidad de Nicolás Maduro, a los venezolanos. De allí que todo intento de desconocer la victoria de Henrique Capriles, no sólo sería rechazado por los sectores ganadores, sino también por las instituciones nacionales como la Fuerza Armada y los gobiernos democráticos de América y Europa, por lo que hay que ir e invitar a votar con la confianza que nos proporcionan las fuerzas democráticas del país y del mundo.
#Opinión: Capriles candidato Por: Juan Páez Ávila
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