Somos dependientes de figuras mesiánicas

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Según el sociólogo y profesor de la UCLA, Nelson Fréitez, la salud mental de la población venezolana ha estado sometida a grandes exigencias en la última década.

“Se trata de una población, cuyo mayor porcentaje viene de vivir la pérdida del Presidente de la República, lo cual afecta emocionalmente a sus seguidores, en medio de una campaña electoral que dificulta que millones de personas hagan un proceso de duelo, porque el cuerpo de aquel, cuya muerte les causa dolor, todavía está en la Capilla Ardiente, mientras vamos a unas elecciones que comprenden grandes concentraciones y la dinámica de un proceso electoral que es más de fiesta que de recogimiento”, dijo.

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Enfatizó la necesidad de que las personas vivan un proceso de duelo, para que puedan aceptar que el líder que tuvieron, para algunos de ellos, desde el 4 de febrero de 1992, ya no está.

“Sin embargo, la nueva campaña electoral, desde el punto del oficialismo, está basada en la idea de que el Presidente aún está ahí. Esto ocasiona sentimientos contradictorios y genera estrés, e incluso una hiperactividad por parte de las personas que lo seguían, pero al mismo tiempo, contradice el grado de paz interna que debe tener la gente cuando sufre una pérdida.

En este sentido, considero que se hace un uso indebido del cuerpo del Presidente y de su figura. Estamos en una campaña electoral para elegir a un presidente vivo, y no a alguien cuyo cuerpo descansa en la Capilla Ardiente, mientras el candidato oficialista a presidente no tiene personalidad política, ni un discurso propio”, explicó Fréitez, quien precisó que una de las cosas que le causa más dolor a la población, es que ha quedado demostrado que ese candidato, Nicolás Maduro, le mintió al país. Y la decepción que esto puede producir, especialmente entre aquellos que votaron por Chávez, tras haber dicho que el Presidente sí se estaba recuperando, y que había una expectativa favorable de mejora, constituye un impacto muy fuerte en la población que estaba esperando la recuperación del primer mandatario, porque eso decían los reportes que recibía a diario.

Destacó que este es un elemento que va a estar presente en la campaña, el cual el candidato Henrique Capriles ya ha presentado en dos ruedas de prensa. “Pienso que Capriles está tratando este tema con mucha firmeza, claridad y fuerza”, dijo, reiterando que el pueblo venezolano ha pasado mucho tiempo en estrés, al punto que ha alcanzado un nivel crónico.

“Nuestra vida está llena de sobresaltos. En Venezuela los medicamentos que más se venden son los de dormir, mientras que los odontólogos señalan que nuestros dientes se están corroyendo, porque los rechinamos por falta de un sueño reparador”, expresó, añadiendo que hay muchas señales de que sufrimos una patología colectiva.

“Vivimos en una sociedad enferma, sin un grado de paz, ni de integración social, ni de garantías. Hemos venido de casi 80 días de incertidumbre total, sobre la salud del Presidente. Luego murió, y hasta ahora sus exequias parecen un acto político. No ha habido realmente un recogimiento para vivir el duelo, lo cual es necesario cuando se sufre una gran pérdida. No hay un interés de que, especialmente los propios seguidores del difunto mandatario, sigan su duelo”, aclaró el sociólogo.

Por otra parte, explicó que hay una confluencia de elementos de frustración, “porque, indudablemente, cuando a alguien le devalúan la moneda en 46%, e intenta adquirir los bienes de la canasta básica, cuando gran parte de éstos no se consiguen, se empieza a sufrir un deterioro de la capacidad de compra, y entonces se vive un nivel de frustración con la pérdida de un elemento fundamental de la vida como es el ingreso familiar o personal”, dijo Fréitez, acotando que todo esto está vinculado a una incertidumbre, la cual ya se ha convertido en una situación anómala, ya que en ningún otro país del mundo se pasan 80 días sin saber sobre la salud del presidente.

“Del mismo modo, en ningún otro país se vive la pérdida del presidente y se inicia una campaña electoral casi de forma simultánea. Esto es algo que no es normal en la institucionalidad de ninguna nación”, afirmó, resaltando que a esta realidad se suman otros problemas como las 35 mil interrupciones del servicio eléctrico y las 22 mil personas asesinadas durante el año pasado, además de un cuadro de personalismo exacerbado, un deterioro institucional, y todo una situación en la que no está claro el rumbo del país en cuanto a política económica, a la vez que la población está expuesta a decisiones inconstitucionales por parte del Tribunal Supremo de Justicia.

“Todo esto genera un cuadro de estrés crónico, el cual se ha mantenido en el tiempo”, insistió.
El sociólogo puntualizó, asimismo, que uno de los canales de escape de este estrés colectivo, es la violencia, no sólo la delictiva, sino principalmente la cotidiana, que es la que se vive en las escuelas y en el trato día a día entre la población. “Nos hemos convertido en una nación muy violenta, y eso tiene que ver mucho con la pérdida de institucionalidad, la cual hemos experimentado no sólo en los últimos 14 años, pues ya veníamos de un proceso de deterioro de las instituciones, y por eso dependemos tanto de las figuras mesiánicas”, concluyó Fréitez.

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