Crisis sanitaria y sus soluciones
Es común que al entrar a un hospital, un ambulatorio o un CDI se haga difícil encontrar una asistencia de salud satisfactoria. No es un hecho relacionado con el personal subpagado que trabaja en dichas instalaciones sino a la falta de insumos y recursos que el ministerio de la materia sufre de manera crónica. La razón de tal carencia se encuentra en un conjunto diverso de factores: por una parte, nuestro sistema de salud pública prioriza la inversión en la llamada “medicina curativa” en contraposición a la “medicina preventiva”, es decir, por mencionar un ejemplo, las instalaciones de salud están diseñadas para atender al diabético antes que para fomentar la sana nutrición. En tal sentido, los costos de mantenimiento son sustancialmente mayores.
Por otra parte, el sostenido aumento del número de viviendas urbanas con niveles inaceptables de precariedad; con el auge de invasiones con poco o ningún servicio de cloacas, aguas blancas o recolección de basura; ha contribuido al aumento de la incidencia de enfermedades endémicas y, obviamente, colapsado los servicios medico – asistenciales. Otro tanto se puede decir del aumento de la violencia y la criminalidad cuyas víctimas superan la capacidad de atención de las emergencias hospitalarias, sobre este particular los trabajadores del Hospital Central tienen un rollo de ese hilo. Es más que evidente que el sistema de salud se encuentra en crisis y la misma vulnera los derechos de los ciudadanos a una atención sanitaria de calidad y gratuita, sin embargo, equivocar el diagnóstico diciendo que la culpa es de los médicos “capitalistas” o de las enfermeras “inhumanas” no contribuye en nada a “curar” nuestros hospitales enfermos.
Debemos fomentar en la población la cultura de la salud preventiva, dotar de servicios públicos a las comunidades más precariamente establecidas y reducir la libre circulación de armas de fuego y la criminalidad. Lo contrario, es verse el ombligo y fingir que la crisis no existe. Finalmente, vale la pena resaltar que las soluciones esgrimidas no pertenecen solo al ámbito de acción del Ministerio del Poder Popular para la Salud, como ahora lo llaman, se requiere la interacción y la colaboración entre diversas instituciones y niveles de gobierno que hagan a un lado las diferencias políticas y generen planes conjuntos, realizables y creíbles a fin de garantizar un adecuado nivel de cobertura de salud a la población sin olvidar que el objetivo no son las próximas elecciones sino el respeto a la dignidad de los más humildes que muchas veces se ven en medio de una perturbadora encrucijada: ¿Voy al brujo o a la clínica?
