Al ritmo del gobierno
Ya han transcurrido más de cuatro meses desde que el presidente Chávez fue ratificado en su cargo. En este período en términos generales se puede decir que ha predominado la incertidumbre, no por la enfermedad del primer mandatario sino por la precariedad institucional que ha predominado, además de la igualmente precaria información oficial disponible.
Más allá de las proyecciones, que en este momento obedecen más a una especie de prestidigitación que a algún ejercicio consistente de análisis, vale la pena reflexionar sobre lo que ha ocurrido durante este período. Dos eventos de importante impacto para la vida política y social del país son los hechos claves: los resultados de las elecciones de Gobernadores; y la devaluación de la moneda.
En cuanto a las elecciones regionales, más allá de la votación, el hecho es que el sector oficial ganó terrenoen cuanto a número de gobernaciones. Sin embargo, esto no se traduce necesariamente en capital político del aspirante a Miraflores por parte del oficialismo, pues si algo ha demostrado la historia política reciente del país es que los liderazgos locales hacen su propio juego. En tal sentido, quien aglutina estas fuerzas regionales por el lado oficialista es sin duda Chávez, lo que lo hace más imprescindible que nunca para evitar un desmoronamiento del sector oficial.
El otro evento ha sido sin duda la devaluación del tipo de cambio. Que el gobierno haya tomado esta medida no es sorprendente, lo que si llama la atención es que ésta al ser tan impopular no haya “tocado” al primer mandatario. De hecho, su popularidad se encuentra intacta, pues la responsabilidad ha caído sobre algo tan abstracto como “el gobierno”.
Al hacer un balance no cabe duda que quien le ha sacado mayor provecho político a su enfermedad ha sido el propio Presidente. No se trata de si todo ha sido parte de una estrategia, ni mucho menos que la enfermedad haya sido algo positivo (a nivel personal esas circunstancias nunca pueden serlo), de lo que si se trata es de un manejo político acertado de las circunstancias adversas.