El aserrín, la madera y otros materiales reciclables procedentes de Villa de Cura, estado Aragua, componen el soporte de la obra del artista plástico Rolando Quero, quien visita Barquisimeto por primera vez para dar a conocer su trabajo.
La textura y el color son elementos que definen la propuesta del aragüeño, quien comenzó abordando el oficio de la pintura de manera autodidacta.
Quero tenía veinte años cuando inauguró su primera exposición en la Casa de la Cultura de Valle de la Pascua.
“No tenía estudios previos, era un autodidacta enamorado de las obras de los grandes maestros venezolanos, entre ellos, Tito Salas, Armando Reverón, entre otros. De una u otra forma, esos artistas intervinieron en esas primeras creaciones”, nos dijo Quero en su visita a EL IMPULSO.
Redescubrimiento
A los 26 años, a mediados del año 83, el también escultor partió a Francia para estudiar en la Escuela de Bellas Artes de Bordeaux, como también en la Facultad de Artes Plásticas.
“Es allí donde nace un nuevo Rolando Quero. Se produce un redescubrimiento del arte y del concepto que tenía sobre las artes plásticas. Hasta entonces los conocimientos que tenía eran básicos, lo que uno veía, lo figurativo, nada más”.
En el momento en que Rolando Quero se enfrenta a las diferentes cátedras de color y dibujo, psicología y metodología del arte, se produce un cambio total, algo que el artista considera una explosión que con el transcurrir del tiempo fue asimilando.
“Comprendí que el arte no era lo que conocía, sino que había algo más allá”.
De esta manera, lo contemporáneo se abre paso en la obra del artista.
“Todo lo que llevaba se borró. En Francia descubrí al arte como ciencia. Desde entonces, pasa todo lo que pasa ahora en la obra que trabajo. Se trata de un cambio que ahora es evidente, de una evolución de esa obra que comenzó en Valle de la Pascua con bodegones y flores como protagonistas”.
Ese redescubrimiento continuó dando sus frutos.
Luego de Francia, Quero se va a España para estudiar escultura, modelado, moldes y dibujo en la Escuela Massana de Barcelona.
“En esa institución realicé cuatro años de escultura. Me dediqué al conocimiento del cuerpo humano. Durante ese tiempo modelé formas y aprendí a dibujar en el espacio”.
Veinte años fuera de Venezuela, estudiando y exponiendo, nutrieron considerablemente el desempeño de Quero.
A su llegada al país, el artista notó que no poseía los mismos materiales para trabajar, por lo que adoptó el aserrín, la madera y otros materiales reciclables para dar vida a sus obras.
“Lo figurativo no se va a perder. Eso está presente en mis lunas y soles. Una etapa que arrancó en el año 95 cuando desde la ventana de mi taller, apreciaba la salida del satélite. Desde ese momento la Luna se integra a mi trabajo como elemento principal. Como escultura bidimensional”.
Para el artista, la esencia del arte tiene que ver con el dibujo.
“Hay que dibujar para desdibujar. No es posible entrar al mundo de la abstracción de otra manera. En ese sentido, contar con una buena base es fundamental”.
Con textura
El artista sostuvo que no concibe ninguna de sus obras sin textura. “El aserrín y la madera de Villa de Cura generan una rugosidad particular. He tomado como soporte cualquier material para esa sensación.
La textura es vida, no concibo obras sin textura. Esto viene de los catalanes. A muchos artistas nos influye el ambiente. De cada lugar queremos traernos algo. Desde ese momento dije que eso era yo”.
Inauguración
Quero presentará sus lunas y soles bajo el título Formas y sonidos del paisaje. Se trata de 52 piezas de varios formatos. La cita es este jueves 14 de marzo a las 7:00 p.m. en la galería Rafael Monasterios de la UCLA.
A lo largo de la muestra tendrá lugar un conversatorio con José Napoleón Oropeza, quien disertará sobre las esculturas de Quero.
Fotos: Cortesía RQ