Científicos australianos dieron un paso adelante en la búsqueda de una vacuna para proteger a los demonios de Tasmania, marsupial emblemático que habita la isla australiana a la que debe su nombre, del cáncer facial que amenaza a la especie.
Un equipo dirigido por el inmunólogo Greg Woods de la Universidad de Tasmania, ha descubierto cómo esta enfermedad que se transmite por mordiscos entre los animales, logra implantarse en el cuerpo y progresar tan rápidamente. Un demonio de Tasmania infectado vive apenas entre tres y seis meses.
El Doctor Woods y sus colegas descubrieron que un grupo de moléculas inmunológicas, conocidas como Complejo Mayor de Histocompatibilidad (CMH), que se encuentran por lo general en la superficie de las células de los mamíferos, estaban ausenten en las células del cáncer facial de los demonios de Tasmania.
“Con la introducción de moléculas de señalización celular como el interferón gamma, una proteína que provoca una respuesta inmunitaria, las células cancerígenas pueden verse obligadas a desarrollar moléculas CMH”, explicó el investigador de este estudio llevado a cabo en colaboración entre las universidades de Tasmania, Sídney, Cambridge y del Sur de Dinamarca.
Tasmania es el único lugar del mundo donde vive este marsupial, que antes se encontraba en toda Australia. Desde que se descubrió esta enfermedad en 1996, un 91% de la especie ha desaparecido y actualmente existen sólo unas pocas decenas de miles de especímenes.