Con el último adiós al presidente Hugo Chávez, que miles de personas continúan dando en la Academia Militar, se está dando un fenómeno de orden político-religioso nunca antes en el país, donde gran parte de los venezolanos se entrega a la despedida de su “comandante”, al tiempo que los problemas reales del país acechan y amenazan con recrudecer cuando el país vuelva a la normalidad.
El economista Roberto Casanova, director académico de Liderazgo y Visión, considera que mientras se vive una especie de tsunami con las últimas acciones del Gobierno nacional, problemas como la inseguridad y la crisis económica permanecen con la misma gravedad de hace unos días y con la posibilidad de agravarse una vez que luego del fenómeno natural “las aguas vuelvan a su cauce”.
La devaluación del bolívar, como medida de ajuste económico largamente diferida, es a juicio del especialista una medida aplicada de una muy mala manera, que en lugar de corregir problemas surge como una medida para que los dólares se conviertan en más bolívares y garanticen recursos para el Ejecutivo nacional, especialmente ante la necesidad que puede significar la próxima campaña electoral.
Mientras tanto, el alza del dólar a 6,30 bolívares fuertes por unidad significa para los ciudadanos un impacto fuerte para sus cuentas, aun cuando se acompaña de una política de control de precios, que en última instancia se traduce incertidumbre financiera, escasez de productos básicos y cierre de empresas.
“Lejos de favorecer el aparato productivo, lo que hace es contraerlo y generar más incertidumbre. La devaluación más bien es una expresión de un gobierno que no ha entendido cómo funciona la economía moderna y ha reatado de meterla en un modelo económicamente inviable como el socialismo del siglo XXI”, dijo.
Antes de que esta comprometida situación se escape de las manos de los venezolanos, Casanova recomienda que se apele al centro político de las corrientes ideológicas, donde se pueda propiciar el diálogo, la concertación y el acuerdo, ya que en este nivel todos los actores de la política se reconocen como interlocutores válidos.
Este cambio se hace más necesario, explica, cuando una de las “herencias más terribles” de la era de Hugo Chávez es el rompimiento de los canales de comunicación entre los venezolanos, dificultad que llega al extremo de fomentar el odio social.
“Se que esto puede parecer pura palabrería por las emociones que se desbordan tienen a confrontarnos entre nosotros, pero de verdad que si este país no puede resolver este problema, sencillamente seguirá un curso de peligro y creciente de violencia”.
Repaso de “lo bueno y lo malo”
Con la partida del presidente Hugo Chávez, además de reencontrarse, los venezolanos deberían tomar todas las experiencias vividas y hacer un repaso de los aspectos positivos y negativos del gobierno durante los últimos años, e incluso de los años anteriores, conocidos como “la cuarta república”, por cuanto se considera que ambos periodos tienen obras rescatables.
“Hacer un balance equilibrado entre los bueno y lo malo es un requisito fundamental. Los venezolanos deben partir de esta tarea y las organizaciones civiles y medios de comunicación pueden ayudar en la tarea, para evitar que continuemos estando presos bajo este esquema simplista donde se limitan a decir que lo ocurrido hace cuarenta años es malo y lo que hizo el chavismo es bueno, o viceversa si se es opositor”, comentó Casanova.
El especialista pondera la revisión de todo lo sucedido, de manera que pueda ser un proceso para aprender del pasado y entender cómo se ha llegado al presente, para así encontrar los acuerdos que permitan a los venezolanos continuar hacia el futuro. Considera que una gran parte de los venezolanos está hastiada de los continuos conflictos, sólo que la sociedad se encuentra afectada por el escándalo que generan los extremistas, tanto de oposición como del chavismo, que al final son una minoría y sólo se han beneficiado de una situación conflicto inevitable que en realidad ha sido magnificada.
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