El camino que tendrá que recorrer el gobierno que asuma el poder, luego de las elecciones que deberán realizarse tras la muerte del presidente Hugo Chávez Frías, electo el pasado 7 de octubre, está lleno de obstáculos, asegura Veneconomía, en un análisis titulado El camino está empedrado.
Problemas espinosos
En lo económico, encontrarán una Pdvsa que no da para más. Por muy alto que esté el precio del petróleo, dada la escuálida producción y los barriles comprometidos con los préstamos a futuro, Pdvsa no podrá mantener el nivel de gasto para servir las prebendas que estatuyó Hugo Chávez. El acceso a financiamiento externo, tan recurrido por el comandante, no será tan expedito ni siquiera con los socios chinos.
A la inflación no se le ve como contenerla, aun cuando en febrero se mostraron cifras relativamente bajas producto del buen tiempo y factores estacionales que empujaron a la baja las hortalizas, los tomates y las cebollas.
El problema de la escasez tampoco se resolverá a corto plazo, debido entre otras razones, a los puertos colapsados, la sequía de divisas, la falta de materia prima y de otros componentes indispensables para la producción de las industrias nacionales.
Los problemas sociales como escasez de viviendas, sistema de salud colapsado, insuficiencia de fuentes de empleo y la inseguridad a galope serán fuentes de presión y protestas.
Esto aunado a un país dividido políticamente en dos toletes.
El reto es grande para quien asuma el mando para el próximo sexenio y las medidas que se deben tomar son de difícil asimilación para una mayoría de venezolanos que fueron convencidos por la propaganda oficial que el país estaba boyante y en crecimiento.
VenEconomía no percibe que Maduro y su equipo tengan la visión de conjunto para aplicar los correctivos impostergables para girar el rumbo socio económico de Venezuela. Y aunque, se percibe que la Unidad Democrática y Capriles sí tienen claro cuál es el camino a tomar, también les será una tarea ardua y compleja desmontar las mentiras de estos 14 años y sortear la impronta de un proceso que se enquistó en toda la institucionalidad democrática.
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