Sin tregua
“Esta no es la hora de las diferencias, sino la hora de la paz”, sostuvo la MUD – Nacional en el mensaje leído por Henrique Capriles Radonski. Sabias y prudentes palabras que este columnista hace suyas. De hecho, quien revise este espacio en entregas pasadas a lo largo de más de un año, las veces que nos referimos a la situación de enfermedad del presidente Chávez, reiteramos una y otra vez que deseábamos que recuperara su salud porque una cosa son las diferencias políticas y el juicio político que de su acción política y de gobierno tuvimos y tenemos, y otra es lo humano.
La historia hará su juicio, especialmente cuando pase el tiempo. Sus contemporáneos tenemos juicios y opiniones. En todas las gamas del claro obscuro que van desde quienes lo apoyaron con fervor, hasta los que le adversamos. Y muchos matices intermedios. Hoy nos declaramos en tregua, no es el momento para esos juicios y opiniones. Es el tiempo de respetar el sentimiento de sus familiares, amigos, camaradas y simpatizantes. Quizás sea posible también que el momento sea de encuentro, aunque el discurso previo hecho por Maduro horas antes de la cadena cuando anuncio el fallecimiento, no fue muy auspicioso.
Es la hora de la Constitución. Aplicarla es ayudar a una transición es paz. Procedimientos claros remarcados por el presidente Chávez la última vez que se dirigió al País el 8D pasado. Se deberán convocar elecciones y entre tanto, el presidente de la Asamblea Nacional asume provisionalmente la presidencia de la República. Eso dice el 233 constitucional. Y, “dentro de la Constitución todo, fuera de ella nada”.
Pues bien, el gobierno y sus factores políticos tienen una principalísima responsabilidad en generar respeto y paz que no es pretender sumisión ni renuncia a las convicciones de cada quien. La oposición democrática también tiene responsabilidad en el asunto. Estar a la altura del compromiso será determinante en el destino nuestro inmediato como nación. La declaración de la MUD fue una buena señal. La forma de hacer política del oficialismo en estos años y sobre todo en las semanas previas al fallecimiento del presidente no es el que más ayuda por su carga de retaliación, división y negación de la mitad del pueblo que piensa diferente. El pueblo no es una mitad que se expreso un poquito más grande que la otra. El pueblo somos todos en la diversidad que es propia del ser humano.
Aspirar a cambios democráticos y de progreso social, como lo desean millones que luchan y han votado por nuestra Alternativa Democrática es totalmente legítimo. Tanto como quienes apoyan las propuestas políticas del actual gobierno. Esa diatriba se reanudara más adelante como es lógico y hasta deseable porque solo en las diferencias toleradas hay avance.
Todos desde la MUD hicimos un alto en nuestras actividades de calle y respetamos el luto declarado en el país. Lo hicimos sin importar lo que hicieran otros. Por convicción propia. Ojala ese luto no sea objeto de uso político como pareció mostrar el señor Maduro en su alocución de primeras horas de la tarde del martes. Fue muy feo anunciar represión contra los trabajadores del sector eléctrico. O inventar cosa tan bochornosa como las de “cáncer inoculado”. O fabricar disputas internacionales artificiales para manipular. En todo caso, si Maduro y la “troika” gobernante – Maduro, Diosdado, Jaua – no reflexionaran, tocara reaccionar con serenidad, prudencia, firmeza sin caer en situaciones conflictivas. Tarea de todos. Si cada venezolano se acerca al que piense diferente con la mano tendida, estaremos ganando mucho como nación. Amanecerá y veremos…