Ventana abierta
Para recordar: “Entonces Dios el Eterno hizo caer un profundo sueño sobre Adán, y mientras dormía tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar.” (Génesis 2:21)
Hace poco, nos involucramos en una conversación entre médicos, estaba la Doctora Ana Tang, mi esposa Susana, entre otros, y al preguntar sobre quién pudo haber sido el primer cirujano del mundo, aunque hubo respuestas inmediatas, enfocamos la pregunta a lo que dice la Biblia y llegamos a la conclusión (según nuestro verso para recordar) que fue Dios; pero, no solo acotaron que Dios fue el primer cirujano, sino también el primer anestesiólogo y el primer traumatólogo.
Elena de White, precisa el acto quirúrgico con la siguiente connotación: “Eva fue creada de una costilla tomada del costado de Adán, este hecho significa que ella no debía dominarle como cabeza ni tampoco debía ser humillada y hollada bajo sus plantas como un ser inferior, sino que más bien debía estar a su lado como su igual para ser amada y protegida por él.” (El Hogar Cristiano, p.21).
Tal vez, por no entender, o por falta de conocimiento del párrafo anterior, ha habido tanto maltrato, discriminación y vejación a la mujer, ya que desde la creación, pasando por la época de Jesús de Nazaret, hasta hoy, la mujer ha sido tratada como un simple objeto sexual, como una esclava y llena de tabúes, pero Jesús, le dio el puesto correspondiente a la mujer. Sin embargo, hace pocos años es cuando la mujer se viene abriendo caminos en el campo científico, profesional y la vida social en general.
Cada 10 de marzo, recordamos a los médicos de nuestras familias. En caso particular, en nuestro seno familiar hay: cirujanos, oftalmólogos, obstetras, pediatras, entre otros, pero no hay urólogos. Por ellos y otros galenos ¡Que Dios bendiga a todos los médicos en su día!
Muy a propósito, la mencionada conversación ocurrió en el consultorio de la doctora Ana Victoria Tang Sangroniz, más conocida como la doctora Ana Tang, quien se abrió paso frente a los prejuicios para llegar a ser médico general, luego Cirujano y por último Urólogo.
La doctora Tang, realizó sus estudios de primaria y bachillerato en colegios católicos (de monjas). Luego estudió medicina, egresando de la Universidad del Zulia (Luz, 1980); a temprana edad profesional, realizó estudio de Salud Pública, hecho que le permitió dirigir por un año, el Hospital de Quíbor, estado Lara (1983); más tarde egresó como Cirujano de nuestra escuela de medicina: Universidad Lisandro Alvarado, (Ucla,1988); es Ecosonografista y como dijimos antes, tras superar retos impuestos por algunas trabas discriminatorias, en 1998, cosecha el honor de ser la primera médico de la especialidad de Urología de nuestro estado Lara.
La mencionada urólogo, tiene más de 32 años ejerciendo la medicina a plenitud y es docente de pre y post grado en la Ucla. También ostenta ser la primera dama Cirujano contratada por el Hospital Antonio María Pineda (estado Lara) por medio de un concurso de credenciales y oposición (exámenes), entre unos once concursantes para aquella entonces.
Aunque, posiblemente haya recibido pocos reconocimientos por sus logros, sus pacientes femeninas y masculinos, le agradecen por su profesionalidad con que les trata.
El proyecto de vida de la doctora, está bien centrado, ya que le encanta el contacto con la naturaleza, considerando que dicho ambiente es propicio para alcanzar salud y bienestar; donde espera, algún día, poder desarrollar aspectos educativos en torno al ámbito agro-turístico, con fines educativos y de salud.
Esto último, nos remonta a lo que Dios quería que el primer hombre y la primera mujer tuvieran en el Edén: Una tierra sana y buena para vivir; que disfrutaran ambos de la naturaleza, sin egoísmo, ni discriminación, que solo nos proyecta a lo que disfrutaremos en la patria celestial.
Es una fortuna que los médicos y medicas, sean personas que se preparan o actualizan constantemente. De todas maneras, les adelantamos que en el cielo no van a atender más pacientes, porque allá no va haber más muerte, ni dolor (Ver Apocalipsis 21:4). Sin embargo, sin querer especular, en la Patria Nueva, dichos profesionales, de seguro, aprenderán más del cuerpo humano, porque el conocimiento no tendrá límites.
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