Desde que se cumplieron los 150 años de la procesión de la Divina Pastora desde el pueblo de Santa Rosa hasta la Catedral de Barquisimeto, no ocurre una rehabilitación integral de la parroquia Nuestra Señora de Coromoto, a cargo de monseñor Diego Alvarado.
“Con la visita de la Divina Pastora de Sevilla para el encuentro con nuestra Excelsa Patrona, todos los fieles tenían los ojos puestos en nuestra parroquia, sin embargo, desde hace siete años, no pintamos la iglesia”, dijo.
En este sentido, exhortó a la alcaldesa Amalia Sáez a fin de que existan mejoras, al menos, en la parte externa. En los últimos meses, hasta consignas ofensivas han sido escritas en las paredes de la casa de Dios.
Asimismo, es necesario solucionar el problema de los portones de la iglesia, que datan de hace largo tiempo y presentan desperfectos y oxidaciones. Con las contribuciones y actividades pro-fondos de los servidores o grupos de apostolado no reúnen lo suficiente para atender las necesidades.
Por otro lado, vale la pena arreglar la plaza de la Madre del Salvador, ubicada frente a la parroquia. Los indigentes hacen uso de la plazoleta para dormir en las noches y desde entonces el abandono se observa por doquier.
Algunos vecinos cuidan de las áreas verdes y, en ocasiones, la Alcaldía de Iribarren manda cuadrillas de limpieza pero el vandalismo supera estas iniciativas. La fuente ya no funciona, no sólo por falta de agua sino porque se robaron toda la parte eléctrica.
Tampoco las luminarias de las caminerías están en buenas condiciones. Las lámparas prácticamente no existen frente a la casa parroquial y, por esa razón, desde el templo fueron colocados unos reflectores que iluminan la plaza sólo que es deficiente y apenas ilumina un poco.
Los vecinos de la urbanización Bararida, donde está ubicado el templo, se unen al sentir del párroco y piden que la iglesia reciba mantenimiento lo antes posible, así como la plaza donde algunas personas de la tercera edad acostumbran leer y tomar momentos de descanso.
“El espacio era muy bonito al principio pero, de un tiempo para acá, la desidia lo arruinó por completo; los indigentes hacen sus necesidades donde quieren y duermen debajo de los árboles.
Pedimos solución para las personas que vemos pasar necesidades en la plaza y también atención para que no perdamos uno de los pocos sitios recreacionales de la urbanización”, sostuvo Ana Giménez.
Inseguridad
Finalmente, los vecinos de Bararida solicitan un punto de control para la plaza que es tomada por el hampa en horas de la noche para atracar a feligreses y residentes de la zona.
Explican que desde la instalación de la farmacia frente a la iglesia incrementaron los robos de vehículos y asaltos en ese tramo, además de la poca iluminación que existe como consecuencia del deficiente alumbrado público.
Al parecer, ya reportaron los daños en las luminarias ante la oficina regional de Corpoelec sólo que no llevan a cabo la sustitución de los bombillos.
Por lo pronto, los habitantes evitan en lo posible salir durante las horas nocturnas y, en caso de emergencias, se acompañan unos a otros.
