Con voz propia
Con 18 horas y media de anticipación se anunció la muerte del comandante presidente. A las 10 pm del lunes 4 el ministro de Comunicación informó en cadena de radio y tv que la salud del mandatario había empeorado con una «nueva y severa infección y su estado general continúa siendo muy delicado».
En la mañana siguiente Nicolás Maduro reunió en Miraflores al Alto Mando Político y Militar, les dijo que se vivían horas más difíciles desde la última operación, que al presidente le inocularon la enfermedad y prometió para la tarde otro informe. Lo hizo a las 4:25.
Ahora se impone la revelación de una serie de interrogantes que la desinformación generó por casi dos años.
Como causa del deceso planteamos las apetencias del poder, estimuladas por países beneficiarios de recursos petroleros, en especial Cuba. Además de la cuestionada asistencia médica, está la intención de reivindicar y expandir su socialismo.
Invoquemos la historia. Hace 4 décadas se puso fin a la vida del presidente socialista Salvador Allende con un fusil de asalto AK-47, que puso en sus manos Fidel Castro. Este a poco de inaugurado ese gobierno se instaló allá durante tres semanas.
Castro utilizó al comandante Hugo Chávez, pese a que reprobó la acción golpista del 4 de Febrero del 92. Suya fue la primera solidaridad internacional recibida por Carlos Andrés Pérez y la ratificó en Carta: “Confío en que las dificultades sean superadas totalmente y se preserve el orden constitucional, así como tu liderazgo”.
En rechazo a la segunda Presidencia de Rafael Caldera, recibió con honores de jefe de estado el 14 de diciembre de 1994, al golpista recién sobreseído (de lo que me salvé, porque Chávez me solicitaba en la Cárcel de Yare donde le asistía como abogado defensor, que al salir le acompañara a la Isla).
Ya en la Presidencia, demostrada está la injerencia. Según la diputada peusevista Tania Díaz, se encuentran aquí 46 mil cubanos. Agréguese 300 militares infiltrados en la Fuerza Armada, como denuncia el general Antonio Rivero.
Las cuatro intervenciones quirúrgicas a las cuales fue sometido en Cuba no fueron confiables, de acuerdo a opiniones médicas de afuera.
El galeno especialista José Rafael Marquina, el vocero no oficial de mayor credibilidad, denunció «una cadena de errores médicos», atribuidas a la inexperiencia médica de los cubanos.
«Equivocaron el diagnóstico y el tratamiento”, observó en la entrevista que le hizo el periodista Edgar López el 24 de febrero, para El Nacional.
En su opinión la primera de las cuatro intervenciones quirúrgicas practicadas el 10 de junio 2011, nunca debió realizarse. Se dieron cuenta de que el tumor estaba abscesado. La segunda operación fue más complicada. Para afinar diagnóstico era necesario realizar aproximadamente 20 exámenes y en Cuba no había reactivos. Por eso creemos que sea víctima del Castrismo.
Nota al margen: Presidente de la AN escribió sobre la muerte de su progenitora: “Tú me enseñaste a no matar las mariposas, que no cortara las rosas de tu jardín florecido, me enseñaste poco a poco a querer a los demás”. Ojalá sea cambio de expresión.