Los venezolanos enlutados por el deceso del presidente Hugo Chávez, muchos de los cuales acompañaron el féretro a lo largo de más de siete kilómetros hasta su instalación en la Academia Militar, comenzaron el miércoles por la noche a rendir honores y a despedirse del mandatario, luego de que lo hicieron sus familiares y más cercanos colaboradores.
Las autoridades abrieron las puertas del recinto a la población para que pasase frente al féretro, ubicado en un salón de la Academia Militar, al oeste de Caracas, luego que tres presidentes sudamericanos, el alto mando militar venezolano, miembros del gabinete y los hijos del fallecido mandatario, montaron una guardia de honor.
Varias de las personas entrevistas por AP _entre ellas la gobernadora del estado Monagas Yelitza Santaella y Agustina Mesías, una jubilada del metro de 60 años que ya habían salido de verlo_ afirmaron que el gobernante, portaba la banda presidencial y estaba trajeado con el uniforme militar y la boina roja de sus días como paracaidista del ejército.
Los dolientes del mandatario se mostraron conmovidos y describieron la expresión del rostro del presidente como la de un hombre dormido.
Al describir la imagen del mandatario luego de esperar cerca de cuatro horas para pasar frente a su ataúd, Tria indicó que Chávez lucía como «dormido, tranquilo, serio»
«No se le ve que esté hinchado, que le pusieran una máscara, se ve un Chávez dormido», insistió. «Al pueblo le hacía mucha falta ver a su comandante, certificando que es en verdad el comandante. Nosotros como pueblo lo certificamos».
La urna de madera y cubierta con el tricolor amarrillo, azul y rojo de Venezuela fue cargada por algunos ministros desde el techo de una carroza fúnebre hasta un salón de la Academia, ubicada en el Fuerte Tiuna, un vasto complejo militar que alberga el Ministerio de Defensa y los comandos castrenses en el oeste de la ciudad. En el salón, los portadores del féretro fueron relevados por varios de los hermanos y sobrinos del gobernante fallecido, quienes arrimaron el ataúd hasta el lugar donde estará el viernes en capilla ardiente.
A su arribo a la Academia, hubo primero una ceremonia privada con la familia del presidente, su madre Elena Frías de Chávez, los hijos del dirigente fallecido, Rosa Virginia, María Gabriela, Hugo y Rosinés.
Más tarde los presidentes de Argentina, Bolivia y Uruguay montaron una guardia de honor frente al ataúd con los restos Chávez.
El féretro llegó a la academia después de casi siete horas de un multitudinario cortejo fúnebre y la mandataria argentina Cristina Fernández, el boliviano Evo Morales y el uruguayo José Mujica, junto con su esposa, fueron los primeros en colocarse al lado del ataúd, el cual fue abierto.
Tras la guardia de los presidentes, altos funcionarios del gobierno, el alto mando militar y los hijos de Chávez hicieron también una guardia de honor al lado del ataúd.
Ender Sandoval, un técnico en seguridad eléctrica de 34 años, que pudo ver al mandatario en su féretro manifestó que «estaba bonito como sonriendo».
«Sólo fue la muerte la que pudo con él, no Estados Unidos ni la oposición aquí en Venezuela. Fue un hombre que no se le humilló a los Estados Unidos», dijo en alusión a la postura que caracterizó al mandatario, uno de los más férreos críticos de la política exterior estadounidense.
«Se le veía con sus labios pronunciados y su cara de hombre recio», agregó.
Uno de los himnos que se escucharon durante el largo cortejo fue el del batallón Bravos de Apure, uno de los favoritos de Chávez que durante su vida militar fue miembro de esa unidad de blindados (tanques): «Al rumor de clarines, guerreros ocurre el blindado, ocurre veloz con celosos dragones de acero que guardan la patria, que el cielo nos dio, patria, patria. Patria querida, tuyo es mi cielo, tuyo es mi sol, patria tuya es mi vida, tuya es mi alma, tuyo es mi amor», dice la letra y que Chávez solía cantar.
En el acto a puerta cerrada en el salón de la Academia sólo estaban parientes, altos funcionarios, congresistas, gobernadores, todos de rostro compungido.
«Vengo a acompañarlo hasta el final», dijo José Terán, un operador de grúas de 49 años. «Nunca nos lo esperábamos. Siento un profundo dolor porque perdimos a alguien muy querido…Tenía un corazón muy grande», aseguró.
A la cabeza del cortejo estuvo Maduro desde el inicio y por la tarde la televisora oficial mostró a Cabello sumándose a la marcha.
Vistiendo una chaqueta amarilla, azul y roja, Maduro caminaba lentamente junto al mandatario boliviano Evo Morales, quien también estaba en el grupo. Temprano y en medio del tumulto ambos cayeron al piso.
En la Academia Militar, donde Chávez prestó su juramento militar en 1975, se realizará una misa. Los restos del mandatario permanecerán allí hasta el viernes, pero no se ha indicado cuándo ni dónde será sepultado.
La madre del extinto jefe de Estado, Elena Frías de Chávez, salió junto al ataúd desde el hospital militar caraqueño donde falleció Chávez vestida de negro y secándose las lágrimas con un pañuelo blanco. Una de sus tres hijas, María Gabriela, también fue vista llorando a las puertas del hospital.
La historiadora Inés Quintero dijo en diálogo telefónico con la AP que una manifestación semejante a la del cortejo no se había visto en el país y que era «la expresión legítima por la desaparición de una figura con la que se sienten profundamente identificados» muchos venezolanos.
El ataúd fue colocado por varios soldados sobre el techo de un vehículo decorado con flores blancas. Delante del automóvil iban varias motocicletas abriendo el paso mientras detrás se agolpaba la multitud y algunos ministros que parecían sostener el féretro.
Las lágrimas parecían intensificarse cuando por parlantes colocados en camiones se escuchaban estrofas del himno nacional cantadas por el propio Chávez.
Varios mandatarios latinoamericanos -como Cristina Fernández de Argentina y José Mujica de Uruguay- han llegado desde la noche del martes y en la madrugada para asistir a las honras fúnebres.