La simpatía que por años logró el presidente Hugo Chávez Frías en las clases populares, comenzó a debilitarse debido a los problemas económicos que afectaron especialmente a la clase media.
El consultor en Economía y asesor en Políticas Públicas, Orlando Cabrera Eleizalde, destacó que tras las elecciones del 7 de octubre, Venezuela volvió al “círculo vicioso de la economía”, el cual se basa en derrochar dinero en épocas de bonanza y ajustar el cinturón en medio de crisis originadas por las malas decisiones del ejecutivo.
“Es oportuno resaltar que el complejo escenario en lo económico y social que va a enfrentar, puede generar una severa inconformidad popular, por la costumbre a la dádiva de un petróleo a más de 100 dólares el barril, y fundamentalmente si no se aceptan los peligros de la profundización del actual modelo de rentismo y populismo petrolero para el futuro del país”.
A juicio de Cabrera Eleizalde, el país se encuentra en la antesala de un grave desequilibrio fiscal y de una posible recesión económica que podría acentuarse por la crisis de la economía global.
“Este punto de inflexión y contracción de la economía empeorará el clima social caracterizado por la inseguridad personal, el vandalismo, el marcado deterioro de la infraestructura y de los servicios públicos y la conflictividad social que sufre el país que amenaza la gobernabilidad y la estabilidad institucional”.
El análisis realizado por el especialista, tras 14 años de Gobierno revolucionario, no es nada alentador.
Explicó Eleizalde que, con o sin Chávez, el país está al borde de un colapso “del perverso modelo rentista petrolero” y de un capitalismo de Estado populista y clientelar que contrasta con economías distinguidas.
“Todas las doctrinas políticas aterrizan en la economía. No existen medidas macro-económicas cuya magia pueda sustituir al trabajo eficiente, la productividad, el ahorro y la inversión”.
Los indicadores económicos, agregó, no significan nada para el venezolano común, ese que se levanta a “buscar la vida” como puede.
La mayoría de los indicadores no expresan prosperidad para la población de bajos recursos; población que hoy supera el 60% de las familias venezolanas.
Las razones del desbarajuste económico que repercute en lo social, son variadas y nada diferentes a lo que el país ha vivido en las últimas décadas.
La desigualdad en la distribución de la riqueza mono-productora venezolana proveniente del petróleo fue evidente en el pasado, y lo será en el futuro según comenta el economista.
“Entraremos entonces en el ‘círculo vicioso de la economía’, de derrochar en época de bonanza y ajustar el cinturón de los pobres en los momentos de crisis, sin poder recurrir a los fondos de ahorro y contingencia, que se decretan pero no se alimentan”.
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