Reflexión
Dedicado especialmente a los Adventistas del Séptimo Día
El mundo de hoy está totalmente arropado por dos grandes corrientes del pensamiento. Por dos estilos de vida perfectamente definidos. Los cuales son determinantes en la consecución de la paz y la tranquilidad del hombre sobre la tierra. Y están indefectiblemente relacionadas a la forma como tomamos a Dios y el Evangelio de Salvación. Uno, el que vive lejos de Dios. Que no le interesa para nada lo que se hable del Señor Jesucristo. Allí se encuentran también, quienes creyendo en Dios, interpretan la palabra Sagrada a su conveniencia. Colocándola en paralelo a sus propios intereses. Se justifican de muchas maneras para no obedecer y realmente creen que ya son salvos. Lo cual, para mí, están peores que los que no creen nada, por cuanto éstos, tienen opción de abrir sus ojos porque se saben pecadores. Están otros, que también pertenecen a este grupo con el mismo estilo de vida, que se dicen imparciales. Afirman no meterse en asuntos religiosos. No entienden, que aquí no hay imparcialidad. Se está con Dios o se está con el Diablo. Y el día del Juicio serán juzgados por el estilo de vida que escogieron llevar. Dice Dios. «El que no es conmigo, está contra mí; y el que conmigo no junta, desparrama”.Mat.12:30
Está el otro grupo antagónico. Que su estilo de vida o corriente del pensamiento, es contrario al anterior, son menos numerosos, pero cada día va en aumento. Saben de la necesidad de un reavivamiento y una reforma. Reconocen que algo en su vida espiritual se ha muerto y necesitan revivir. Están convencidos que es necesario una reforma en su vida que los coloque en un ambiente santo. Verdaderamente cristiano. Que los capacite para esperar la Segunda Venida de nuestro Señor Jesucristo velando, orando y actuando. Que forman las filas de aquellos que entienden, que sin obediencia no hay salvación. Que reciben de la palabra de Dios el campanazo diario de un texto que los toca fuertemente y los sacude. “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’ entrará en el reino de los cielos; sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”Mat.7:21.Este grupo intenta, de manera sincera, ponerse a tono con el Señor. Pero intentar no es suficiente. Por cuanto Dios no cree en los teóricos. En aquellos quienes piensan, que con palabras, teoría y filosofía cristiana están listos para ir al cielo. O porque nacieron y tienen toda la vida en el evangelio, ya son salvos.
A todos, ya Dios los había alertado. Y lo hace saber de manera seria, contundente y dramática. “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Sant. 1: 22. Lo cual evidencia que Dios no se anda por las ramas. Conoce nuestros pensamientos más íntimos. Y no se refiere a los del primer grupo. Sino aquellos que han hecho pacto con él a través del bautismo. A Los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo. “Hay muchos que profesan ser seguidores de Cristo, y sin embargo no son hacedores de su Palabra. No saborean esa Palabra porque les indica servicio que no les es agradable. No les gustan los sanos e íntimos reproches, las fervientes exhortaciones. No aman la justicia, pero son dominados despóticamente por sus propios impulsos humanos caprichosos. … El hombre que pretende guardar los mandamientos de Dios porque piensa que debe hacerlo, nunca entrará en el gozo de la obediencia.” Libro. A fin de conocerle. Elena de White.
Moverse 40 madrugadas en busca de Dios en oración, que produzca un reavivamiento espiritual y así realizar cambios proactivos en nuestra vida cristiana. Eliminar costumbres perniciosas que dañan nuestro cuerpo y nuestra mente, cambiar hábitos alimenticios, adoptar en nuestra vida los ocho remedios naturales. Combinado a la acción de predicar el Evangelio y arrancar las almas al enemigo, no debe ser una simple emoción u obligación momentánea, que al pasar los 40 días olvidemos los buenos propósitos. No. Esto debe quedar de manera definitiva como un estilo de vida.
Por otro lado, hay que estar claro, reavivamiento sin reforma no es tal. Una cosa lleva a la otra, es como un gran engranaje espiritual. Y hay promesas contundentes solo para los hacedores de palabra. No para los “habladores”. “Todos los hacedores de la Palabra de Dios serán bendecidos abundantemente. Cualesquiera sean las cruces que deban cargar, las pérdidas que puedan tener o la persecución que deban afrontar, … serán ampliamente recompensados, porque se les asegura la vida que se mide con la vida de Dios.” Elena de White ¿Qué les parece? ¡Hasta el martes, Dios mediante! “La Biblia es nuestra única certidumbre para esta vida” “Benjamín Franklin.