Pensar
Al tiempo que hemos descrito como las sociedades modernas se desarticulan, la familia esta severamente amenazada, por las relaciones ligeras, los divorcios constantes, por la temprana independencia de lo hijos, el desprecio a los abuelos, tienen el cinismo de hablarnos de “casas inteligentes”. Mientras un 30% de la población mundial no tiene una vivienda aceptable, y ni siquiera los aparatos electrodomésticos tradicionales, y les cuesta llenar espacios en la nevera con la escasa comida que pueden comprar. En este mundo de paradojas y contradicciones bestiales, a continuación le describimos algunos de los “avances” tecnológicos que ya llegaron hasta nuestras casas, e invaden nuestras habitaciones. Todo esto para llevar el trabajo, el ocio y el consumo a su mayor escala, bajo el pretexto de ofrecernos mayor comedida y tiempo libre: Libre para seguir consumiendo.
Bienvenidos al futuro. La casa «inteligente» es ya una realidad. Existen prototipos de hogares automatizados, plagados de aparatos eléctricos y electrónicos, capaces de comunicarse entre ellos y controlados por un PC o una centralita: dispositivos que suben y bajan las persianas según el clima exterior; electrodomésticos, aire acondicionado y calefacción, que se programan según las costumbres de los habitantes de la casa; hornos y cafeteras que envían e-mails; microondas en los que se puede ver la televisión o frigoríficos con acceso a Internet. La creación de la vivienda inteligente toma forma en tres áreas: la gestión digital del hogar, el ámbito de las comunicaciones y el mundo del entretenimiento, en la medida que no sólo es posible el control del domicilio, sino que, además, se facilita el acceso compartido a los servicios informáticos, de telecomunicaciones y de ocio y se hacen realidad aplicaciones del tipo del teletrabajo, la tele asistencia o la telemedicina.
Uno de los ejemplos de la más moderna casa es la de Bill Gates, que incorpora los últimos avances domésticos. La casa de Bill Gates es una de las más modernas casas y costó algo así como 53 millones de dólares. Tecnológicamente, la vivienda está completamente cableada en fibra óptica, conectando los PCs de la casa sobre NT. Cada habitación cuenta con pantallas táctiles para controlar la iluminación, la música y la climatización. Los visitantes tendrán pequeños pins electrónicos para controlar dónde se encuentran en cada momento. Unos sensores, colocados en el suelo y capaces de distinguir a los diferentes habitantes de la casa, detectan la situación de cada uno y sus movimientos, saben qué objetos toca cada cual, qué aparatos utiliza y cómo, cuándo y con quién habla, qué utilización hace de los medios de comunicación (televisión, internet, teléfono, etc.) o cómo se alimenta.
Los sensores y sistemas automáticos permitirán detectar alteraciones de su comportamiento, vigilarán sus constantes vitales y realizarán análisis médicos de forma automática, avisarán al médico en caso de crisis, realizarán las tareas del hogar, suministrarán todo tipo de posibles entretenimientos y hasta darán conversación. Serán sistemas capaces de aprender los gustos de su dueño. El objetivo es diseñar hogares inteligentes, en los que la tecnología permita todo: paredes que escuchan y ejecutan las órdenes dadas por el dueño, sistemas que detectan la presencia y ponen en marcha los climatizadores o la luz, un ordenador central a modo de mayordomo que gobierna la casa, llama al fontanero o al electricista cuando es necesario, etc. Éstas y otras muchas posibilidades son ya realidad. ¿Para quiénes? ¿Para cuántos? Continuará…