#Opinión: Cuenta regresiva Autor: Macario González

A estas alturas no tiene sentido albergar la menor duda de que Chávez resulto ser un fenómeno político fuera de serie. Se supo “colear” en el tren de la historia, en el momento preciso en que era pública y notoria la crisis y la decadencia del “Pacto de Punto Fijo”, y la alternativa de cambio promovida por el MAS y la Causa R no terminaba de cuajar.
Chávez, sin saberlo, ni haber leído “Los 10 Días que Conmovieron al Mundo” de Jhon Reed, tuvo la precisión de Lenin cuando decidió que la Duma solo podía asaltarse el 7 de noviembre de aquella “revolución de octubre de 1917”. Eso hizo él en las elecciones del 98 y en su arranque el 2F del 99. Han pasado ya 14 años de un proceso que vive de un delirio heroico, sin tener ninguna épica que contar, como dijera acertadamente Teodoro Petkoff.
Lo cierto es, pues, que Chávez dominó la escena política, el reino de las iniciativas y el manejo comunicacional con mucha destreza, frente a una oposición que en los albores de este bodrio pomposamente llamado “socialismo del siglo XXI” lucia anclada en sus recónditos y atrasados legados, sin comprender las nuevas realidades que fueron apareciendo. Todo lo cual facilitó la condición de líder único, indiscutido, personalísimo de Chávez y de su “proceso”, más lleno de pensamientos delirantes –muy íntimos– que de conocimiento de la magnitud del país que tomo en sus manos; solo sostenible por los errores en que incurrimos sus adversarios y por los petrodólares.
El país fue suyo, él y sus seguidores se hicieron la idea de que así seria por siempre. Solo que la naturaleza –a la que también desafió y juró doblegar– le ha jugado una mala pasada, anunciada, por él mismo, en términos conmovedores en la noche del 8 de diciembre.
Los hermanos Castro y la cúpula chavista supieron jugar con el tiempo en esos 75 días que el “hombre invisible” permaneció en La Habana. Con medias verdades; misterios, marchas y contramarchas, con lo que fuera, cumplieron su cometido. Hasta que el “hombre invisible” tuvo que regresar porque la presión había agotado ese juego. Vinieron luego las fotoshop del Granma y del Tal Cual, los nuevos partes médicos de Villeguita, y la visita de Evo Morales, pero sobre todo su confesión en la ONU: “no pude ver al hermano Chávez”, que hicieron saltar las alarmas de Insulza en la OEA… El escenario de un desenlace terminal.
Luego, el tiempo de la manipulación ha llegado a su final. Ha comenzado la cuenta regresiva para la mentira oficial. Falta saber qué pasara esta semana próxima. ¿Se juramentara en sesión cerrada y secreta del TSJ? ¿Cuáles serán los pasos a seguir? Es obvio que el “hombre invisible” no está en condiciones de gobernar ¿Se declara la ausencia temporal o absoluta? ¡Calma y cordura!, muy pronto lo sabremos. No hay que especular sobre tan delicada materia, que lleva una suerte de curso normal previamente establecido por Dios o por las leyes…
“Por ahora” quedamos en manos de “la troika” designada: Maduro-Diosdado-Jaua, el poder detrás del trono – los cubanos -, y una espada de Damocles: los militares. Esa es la ecuación que definirá nuestra suerte inmediata.
Maduro lleva días largando escupitajos de insultos. Todo el que no esté alineado con él pasa automáticamente a la categoría de “escoria humana”. Pero no ha podido posicionarse en la opinión pública como sucesor de Chávez ¿Será mucho camisón pa’ Petra? Su léxico con acentico cubano se limita a 4 palabras que repite y repite: “Chávez es amor”, la “derecha rastrera”, “burguesía rancia”, “viva Fidel y la revolución cubana”, como lo demostraron los trabajos de Laura Helena Castillo y Alonso Moleiro en el Diario Tal Cual.
He allí su drama. Ya lo dijo Carlos Marx, el creador del Materialismo Histórico y del Manifiesto Comunista: “la historia se repite, solo que una vez como tragedia y la otra como farsa”.
PD. Mientras una sola persona consume y gasta enormes cantidades de dólares para atender sus dolencias, ¿Cuántos hospitales se hubieran dotado adecuadamente, solo con lo dilapidado en el.