El analista Luis Vicente León hizo mención a las acusaciones que enfrentan dirigentes y diputados opositores y al “recrudecimiento del radicalismo” que, a su parecer, “era previsible como táctica de prevención de daños” por parte del Gobierno.
Indicó que para el “período de adaptación inicial”, el vicepresidente optó por ejercer el “control de grupo” mediante la estrategia de “radicalización y miedo” que prefirió antes que la “moderación y el diálogo”.
Explicó que esta estrategia implica “ataques a adversarios y medidas ‘ejemplarizantes’”, basada en la premisa de que “mientras el adversario está siendo atacado dedicará más tiempo a protegerse que a conspirar”.
Estimó que lo que se espera en el país es una serie de “acciones visibles y estrambóticas contra un grupo simbólico de actores claves de la sociedad”, a fin de seguir la tesis de la Bóveda del Miedo desarrollada por el doctor Sartori desde los años 70, en la que explica la estrategia de control que consiste en “aplastar a un grupo de símbolos para que el país entre en una Bóveda de Miedo donde ninguno se atreve a rebelarse”.
Aseguró que “los casos contra Leopoldo López, Richard Mardo y Gustavo Marcano se enmarcan en la estrategia de control por miedo” y consideró como previsible que estas acciones “contra políticos opositores se conviertan en un show mediático para desprestigiar”.
Para León, esta estrategia tiene un solo objetivo: “que el país vea y sienta que no hay vacío de poder, que hay gobierno y el chavismo lo detenta”.